Qué está pasando en esta sociedad nuestra. Todo está patas
arriba. La crisis no afecta sólo a la cuestión económica. Se están perdiendo
los valores. Estamos construyendo sin darnos cuenta una sociedad de mediocres. Comenzamos en la escuela y
acabamos en la universidad pasando por el amplio campo laboral.
Y para más inri
los que están mejor formados se tienen que ir allende nuestras fronteras a
buscarse las habichuelas. Con todo lo que nos ha costado su formación.
En nuestras escuelas se está actuando de manera contraria a lo
que debería ser. No son nuestros alumnos los que se han de esforzar, los que
han de sacrificarse, los que se han de preocupar por lo que llevan entre manos,
los que han de sentir el apoyo de su propia familia, los que ya desde muy
jóvenes han de empezar a formarse y prepararse para este de por sí exigente
mundo laboral con el que se encontrarán. En las escuelas ante esta problemática
comentada y ante la poca colaboración familiar que lo único que les interesa en
muchos casos es que su hijito se lo pase bien y vaya descubriendo, lo único que se puede hacer es acomodar el
listón a las circunstancias. Que nuestros alumnos no llegan a los objetivos
previstos, pues se cambian los
objetivos.
Y es la escuela pública la que sufre más en silencio toda
esta problemática. Nos estamos encontrando con una matrícula viva descomunal
donde en solo un mes pueden aparecer una treintena de alumnos nuevos, muchos de
ellos sin conocer nuestra lengua y qué se puede hacer, pues destinar los pocos
recursos con los que contamos a ellos, y qué pasa con los que nos están
pidiendo a gritos ayuda porque a veces se nos aburren en nuestras clases y nos piden más, pues os lo podéis imaginar.
Algo tiene que cambiar, los maestros, profesionales como la
copa de un pino, nos encontramos desfondados, no se nos ve el trabajo, a veces
la frustración nos acompaña y eso no es bueno.
A ver si una vez por todas aquellos que cobran por pensar se
dan cuenta que se necesita un cambio drástico consensuado por toda la sociedad
y hacer de una vez por todas que en nuestras escuelas se recupere la figura del
maestro como uno de los valedores más importantes en el futuro próximo de
nuestras criaturas.