Lo llamamos Óscar. Hace
ocho años que vino a España. Su nombre chino sólo lo conoce el mismo. Es
campechano. Trabaja en su bar más de dieciséis horas cada día. Su familia le
prestó el dinero. Trabaja y trabaja de Lunes a Domingo, sin descanso.
La competencia en el
barrio que se hacen entre paisanos es tan
brutal que hace que haya meses que no llegue a los 5oo €. Dice que es
joven y que ya tendrá tiempo de disfrutar de la vida.
Cada día come arroz
porque es lo que le deja el estómago más lleno.
A la pregunta de si no
estarías mejor en tu país siempre contesta lo mismo: No, ahora ya sólo me queda aguantar, teniendo
para comer me conformo.