martes, 30 de diciembre de 2008

Hola


De nuevo por aquí, han pasado unos meses sin que, por unas cuestiones o por otras, haya escrito nada. La verdad es que a veces sin ninguna razón importante vas dejando el tema y cada vez se hace un poco más difícil retornar.
Os agradezco vuestros comentarios de ánimo, gracias a ellos trataré de seguir llenando con unas líneas este espacio virtual.

Ahora con la Navidad y todo lo que lleva consigo uno va cargando esas pilas que en algún momento ya parpadeaban y se estaban extinguiendo. Supongo que es cuestión de tomarse la vida de otra manera, al fin y al cabo todo sigue funcionando y no por mucho preocuparte la cosa va a ir mejor.

Por cierto os comento que soy de Soria como sabéis y no me ha tocado la lotería, es la quinta vez que he visto pasar la suerte muy cerca y es la quinta vez que me ha dado plantón, la muy jodida. Tampoco es un tema que me preocupe, pero a ver si alguna vez se acuerda de mí y de tantos otros que están también a boqueras con este tema, no penséis que al ser una ciudad y provincia pequeña nos toca a todo el mundo, ¡Ojalá Dios!, que diría mi madre.

Nos conformamos con que podamos con el año que va a entrar y con su crisis.
Suerte para todos.

viernes, 24 de octubre de 2008

Me canso de...


Me canso de :
- Hacerle siempre caso y a la misma hora a algo que llamamos despertador.
- Ver a familias tan desestructuradas que los hijos no saben como llamar ya al tercer novio de su madre.
- Tener que sonreír cuando tienes un dolor de cabeza del demonio.
- Escuchar siempre que en Soria se vive bien cuando yo tengo que estar tan lejos.
- Que haya gente que no valore tu valía.
- De que gente todavía te vaya marcando el paso.
- Algún compañero que te haga responsable de sus problemas.
- Aquellas personas que cuando te hablan, se acercan tanto a ti que su aliento te descontrola.
- Que el Numancia no gane un partido.
- Ver sufrir a la persona que tienes al lado y quieres.
- Oler a alcanfor en los cambios de estación.
- Ver como los árboles se quedan desnudos.
- No saber dónde mirar cuando subo acompañado en el ascensor...

¿Y tú, de que estás cansado/a?

sábado, 18 de octubre de 2008

Mi gran amiga


Cada sábado se levantaba nervioso. Madrugaba. En casa ya no quedaba nadie. Todos estaban en la faena. A los pocos minutos ya salía corriendo por las calles llenas de piedras del pueblecillo donde vivía. Subia al alto del Robedillo y sentado en una gran piedra esperaba. Normalmente no tardaba mucho en llegar. Era blanca, no muy grande y siempre destacaba sobre ese cielo añil. La nube casi se posaba a su lado y Andrés subía a ella como cada sábado desde hacía ya muchos meses. Se estiraba y se dejaba mecer. Enseguida se encontraba a unos metros del suelo y comenzaban a balancearse movidos por una brisilla agracedida.
Le gustaba observar su pueblo desde la altura. Desde allí veía a su abuelo que venía acarreando con su macho Bayo la mies para llevarla a la era. Cerca del nido de la cigüeña estaba su padre segando cebada, imprimía a la hoz un movimiento enérgico que ayudado por la zoqueta que llevaba en la otra mano, iba cortando y haciendo gabillitas. De vez en cuando miraba hacía la iglesia esperando a que la sombra que proyectaba una de sus paredes llegara a un rincón, sería ya la una y por tanto la hora de ir a comer.
Miró ahora a la derecha y allí en lavadero distinguió entre otras mujeres a su madre, peleándose con una sábanas zurcidas junto a una cría que era su hermana.
Cada sábado volaba y volaba. Un día se dejó llevar hasta la ciudad. Desde lo alto percibía a la gente pululando de aquí para allá, parecía que todos tenían mucha prisa. El cielo a su alrededor ya no era tan azul, había una especie de calícula que no le gustaba nada.
Otra mañana se elevaron tan alto que llegó a saludar al pastor de las estrellas.

Era feliz, el más feliz de la Tierra. Cuando acababa el viaje, la nube se acercaba de nuevo, casi rozando las alihagas y Andrés saltaba alegre al suelo. Le guiñaba el ojo como despedida y a esperar al sábado siguiente.

La semana se hizo muy larga y allí estaba de nuevo. Esperando y esperando. Su amiga la nube no vino. Se quedó triste, muy triste.
Y así un sábado y otro. Su amiga no apareció más.

Desde entonces Andrés no era el mismo, se sentía el niño más desgraciado del pueblo, le faltaba algo, le fataba su gran amiga. Cada día escrutaba el cielo, a veces le parecía verla allá en la lejanía, pero no era ella.

Una mañana cogió las pinturas y sobre un papel arrugado pintó la silueta de la nube, incluso le dio ese color tan difícil de definir, y cual fue su sorpresa que cuando alzando la vista al cielo, la encontró, allí estaba, en lo alto, quieta, mirándole, pensó que hasta le sonreía. Se dio cuenta entonces, que cuando deseas una cosa con toda la fuerza de tu corazón a veces hasta lo puedes conseguir.

Le guiñó un ojo, le devolvió la sonrisa y corrió y corrió hasta lo más alto del Robedillo.

lunes, 13 de octubre de 2008

Rutina


No hace muchos días estaba tumbado tripa arriba en Garray, al lado del Duero, desde allí se veían las ruinas de Numancia. Sus aguas eran de un color verdoso y mansamente se deslizaban río abajo para juntarse con el Tera. De pronto una culebrilla se desplazaba sobre el agua. Parecía que ni la tocaba. Una araña trepaba por mi pantalón vaquero, pero no le hacía ni caso. Miraba al cielo. Por entre las ramas de los álamos destacaba un azul clarito difícil de llevar a un lienzo. Rompían esa visión unas nubecillas blancas dándole tonalidades diferentes. La brisa me hacía sentirme muy a gusto. A veces dormitaba. De vez en cuando pensaba en algo, no sé qué, volvía a abrir los ojos y me dejaba llevar. No me molestaban los mosquitos, por esta zona a veces se suelen ver los que llamamos pínfanos, cuando te pican te hacen un buen habón, pero no llegan a la categoría de los mosquitos tigre que hay por Barcelona, en mi trabajo hay varias personas que las pobres están ya más que hartas de tanto arrascarse sus picaduras, a simple vista hasta son graciosos, los jodidos, con esas rayitas blancas y negras, pero cuando te sobrevuelan por segunda vez, todos a las trincheras.

Es una pena que todo sea ya un recuerdo, y más este año, con ese currelo diario que a veces llega a abrumarme. Parece que fue ayer, pero ya es todo un recuerdo, esos días ya se han escapao, fueron menguando y menguando hasta que desaparecieron.
Prometí entonces que cuando la monotonía diaria comenzara a aplastarme interaría revivir esos momentos, esos colores, esos lugares de mi tierra, esos pesados grillos que cada día al atardecer invadían con sus sonidos todo el entorno, intentaría revivir ese verano, esas vacaciones....

Afortunadamente ya ha pasado Septiembre, que como ya os he contado en alguna ocasión me produce un bajón en mis biorritmos hasta dejarlos casi al límite, y nada, día a día a seguir mirando para adelante, aunque la rutina sea mala cosejera.

viernes, 3 de octubre de 2008

Un beso


No me quiero conformar con ese beso que a veces ya no se da porque ya se da por dado.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Vea


La provincia de Soria tiene muchos pueblecitos escasos de población, entre ellos el mío, Nódalo, algo vale que desde hace unos años el alcalde se ha preocupado de que hoy esté adecentado y aunque pequeño y con pocos habitantes resulte acogedor y entrañable.
Otros pueblos no han corrido la misma suerte que Nódalo, hay muchos que se quedaron sin gente allá por los años 50 ó 60. Entre ellos se encuentra Vea, un despoblado cerca de San Pedro Manrique, pueblo famoso porque en la noche de San Juan cada año casi todos los hijos del pueblo pasan una alfombra de ascuas con sus pies desnudos, dicen que no se queman. Os recomiendo vivir en directo el evento, la noche suele ser clara, la temperatura idónea, y a eso de las 12 de la noche se echan a la espalda- a arrajones- a una joven o no tan joven del pueblo y pasan con decisión, dan unos 14 ó 15 pasos sobre esas ascuas incasdendentes y una vez conseguido se abrazan celebrándolo como se merece. Cada vez que lo presencio se me ponen los pelos de punta.
Pues bien, como os decía, Vea es uno de los despoblados de la provincia de Soria, a finales de los cincuenta se quedó sin gente y según me han contado - yo no he estado todavía allí- aún quedan en pie la iglesia, que honró a la Virgen de los Remedios, la escuela, con alguno de sus pupitres tal y como quedó en aquella época y algunas de sus casas a las que la maleza hace difícil su acceso. En una de ellas todavía puede verse el único ataúd que había entonces en el pueblo, bajaban al muerto al cementerio, lo metían en la fosa y el ataúd de nuevo al pueblo, listo para volverlo a utilizar.
Este pueblo que allá por 1845 tenía 150 habitantes hoy es un pueblo fantasma.
Son muchos los que desde San Pedro Manrique siguiendo el río Linares llegan hasta él, la mayoría son gente a la que le gusta el senderismo, pero otros lo visitan atraídos por algo extraño, algo difícil de explicar que sienten al sentarse en los poyos de algunas de la casas que aún quedan en pie.
Han sido y son muchos los que lo han visitado tratando de encontrar algo sobrenatural, relacionado con el más allá, con no sé qué. Hasta Iker Jiménez en alguno de sus programas radiofónicos de la madrugada de los fines de semana ha hablado de él.
Pues bien, mi hijo atraído por todo esto, decidió con un grupillo de amigos y amigas visitarlo este verano en el mes de Agosto.
Se perdieron y no dieron con el pueblo. Ese mismo día después de comer sonó en su móvil una melodía extraña que nunca la había oído antes, era una de esas alarmas , esos recordatorios que a veces grabamos en el teléfono haciéndolo servir como agenda. Al abrirlo encontró el siguiente mensaje:
14 de Agosto, VEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA…... .
Él jura y perjura que jamás había escrito nada parecido en su teléfono. Nos quedamos todos sin saber qué pensar.
¿Realmente fue alguien del más allá el que a través de este mensaje quiso decirnos algo?.
Hoy ,y por eso os lo cuento, cada vez que pienso en ello, siento un cosquilleo por todo mi cuerpo y por muchas vueltas que le doy no logro encontrar ninguna explicación.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Martes con mi viejo profesor



Son muy pocos los libros que una vez leídos vuelves de nuevo a releerlos. Éste ha sido uno de ellos.
Cayó en mis manos por casualidad, su formato de libro de bolsillo, con poco más de doscientas páginas, no invitaba demasiado a la lectura, pero nada más abrirlo ya sabía que poco a poco me estaba enganchando y que me lo acabaría en un plis-plas.
Nos relata los encuentros entre un periodista, cansado ya de su profesión, y un antiguo profesor, aquejado de una enfermedad degenerativa que poco a poco le va consumiendo la vida y va haciendo que sea día a día un poco más dependiente de los demás.
Cada martes es un día especial, cada martes el periodista Mitch, recorre más de mil kilómetros para estar con su maestro, Morrie, para notar su presencia, para escucharle, para aprender de su experiencia y para disfrutar de su presencia.
Van tocando determinados temas que a priori son aquellos con los que estamos más familiarizados y aquellos de los que nos sentimos atraídos en cada momento.

Hablan del amor:

El amor es cuando te preocupas tanto de la situación de otra persona como de la tuya propia.

Lo más importante de la vida es aprender a dar amor y a dejarlo entrar.

Sin amor somos pájaros con las alas cortadas.

Abrazan las cosas materiales y esperan que éstas les devuelvan el abrazo.


De la familia:

Si no tienes el apoyo, el amor, el cariño y la dedicación que te ofrece tu familia, no tienes gran cosa.

De la vejez:

Es imposible que los viejos no envidiemos a los jóvenes. Pero la cuestión es aceptar quien eres y gozar de ello.

Tenemos miedo a la vejez, toda esa importancia que se le da a la vejez, no me la trago. Sé lo triste que es ser joven. Tienen penalidades, luchas, sentimientos de ineptitud, sensación de que la vida es desgraciada. Los jóvenes no son sabios, tienen un entendimiento muy limitado.

Si te quedaras con 22 años, serías tan ignorante como cuando tenías 22.

El que dice que le hubiera gustado volver a ser joven, en conclusión, vidas insatisfechas que no han encontrado sentido, porque si has encontrado sentido en tu vida, no quieres volver atrás, quieres ver más, hacer más.


Me encanta ser un viejo sabio cuando es adecuado ser un viejo sabio, pienso todo lo que puedo ser y tengo todos las edades, hasta la mía ¿lo entiendes?.

Del dinero:

Para nuestra sociedad: poseer cosas es bueno, poseer dinero es bueno, más bienes es bueno, comercialismo es bueno, más es bueno. Lo repetimos una y otra vez, hasta que nadie se molesta siquiera en pensar lo contrario.

No necesitas el último coche deportivo, no necesitas la casa más grande, ofrecer a los demás lo que puedes dar, no me refiero al dinero, me refiero al tiempo que aportas a los demás. Dedícate a amar a los demás, a la comunicación, dedícate a crear algo que te aporte algún sentido.

Las cosas a las que dedicas tanto tiempo, todo ese trabajo que hacer, podrían parecerte menos importantes. Podrías tener que hacer sitio a cosas más espirituales

Depositamos nuestros valores en cosas equivocadas, eso nos conduce a vidas desilusionados.


Del matrimonio:

Matrimonio, trabajo en equipo, sólo necesitan una mirada callada para comprender lo que pensaba el otro. No hay regla fija que pueda determinar el matrimonio.

No saben lo que quieren de un compañero. No saben quienes son ellos mismos, y así ¿cómo van a saber con quien se casan?.


Del perdón:

Perdónate a ti mismo y perdona a los demás.

De los hijos:

Si quieres tener experiencia de ser completamente responsable de otro ser humano y aprender a amar y establecer lazos de la manera más profunda, debes tener hijos.

No interrumpáis vuestras vidas, esta enfermedad nos habría estropeado la vida a los tres en vez de a uno.


De la muerte:

Cuando aprendes a morir, aprendes a vivir. Enfrentarte a la muerte lo cambia todo, te quitas de encima todas las tonterías y te centras en lo esencial. Si aceptas que puedes morirte en cualquier momento entonces no serías tan ambicioso como eres.

Esta cultura no te anima a pensar en ciertos temas hasta que estas a punto de morirte estamos absortos en temas egocéntricos, nuestra profesión, familia, dinero, hipotecas...Estamos muy ocupados con muchos actos pequeños que sólo sirven para salir adelante.


Todo el mundo sabe que se va a morir pero nadie se lo cree, si nos lo creyéramos haríamos las cosas de otra manera.

Nos muestra con muy pocas palabras todo aquello que nos hace no ser nosotros mismos. Con su lectura se nos llega incluso a abrir el corazón y a pensar en sentimientos que los avatares diarios se encargan de dejarlos en lo más profundo de nuestro recuerdo. Nos enseña a vivir y también a sabernos enfrentar a la muerte, que no es poco.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Máximo


Creo que me dijo que se llamaba Máximo. Lo encontré sentado en un banco de madera, blanco, ya casi descolorido por el sol, sus patas no se asentaban bien y al movernos para cambiar de posición, bailaba.
Bastó un Hola! para entablar conversación. Máximo es un hombre pequeño, bajito, enjuto, lo que más me llamó la atención fueron sus ojos, pequeños, pillines que delataban que tras ese cuerpo, ya castigado por los años, antes hubo una persona afable y dicharachera. Se ayuda para caminar de un bastón, también pequeño como él.
Cuando llegué estaba mirando unas macetas perfectamente alineadas, colocadas sobre una pared empedrada. Destacaban el rojo de los geranios y un violeta fuerte de otra planta de la que ignoro su nombre.

Máximo lleva ya bastantes años en esta residencia de ancianos, por no recordar ya ni sabe los años que tiene, - tengo que tener muchos, por lo menos ochenta y dos, aunque ya no sé ni dónde mirarlo, ya no me acuerdo ni dónde he guardado mi carnet, - comenta.
Según entramos en conversación, voy notando que necesitaba hablar con alguien, me va relatando sus cosas, sus chascarrillos. Me habla de Matamala, su pueblo, me dice que vivía solo y que alguien, tampoco recuerda quién, debió de avisar para pedir que lo trajeran aquí.
- No sé porqué, si yo en mi casa estaba tan bien.
Me habla de su juventud, de algo que le pasó hace muchos años y que hizo que su pierna derecha esté siempre recta, derecha, y nunca mejor dicho.
A veces me explica que estuvo casado con una extranjera, otras veces que no.

Me fijo detenidamente en su jersey de lana, hacía bastante calor pero llevaba su jersecillo de color verde, algo ya descolorido y salpicado de pequeños quematones producidos por esa ceniza que imaginé caía de su cigarrillo sin estar apagada del todo.
- ¿Fuma?.
- Me gusta mucho fumar. Yo con un cigarrillo en los labios soy la persona más feliz del mundo.
- Pero el tabaco no es nada bueno, - le replico.
- Y para que quiero yo vivir más, ya no sé lo que hago aquí - me respondió.
Me quedé pensativo, mirándole de soslayo. Continuó diciéndome que antes eran mejores, que te los ponías entre los labios y que si no chupabas, no se consumían, ahora, se gastan solos.
Me habló de sus marcas preferidas, recordó aquel Cuarterón que había que liar a mano, y unos cigarros te quedaban estrechitos y otros demasiado panzudos, dependía del día que tenías.
También me explicó que antes venían sus sobrinos a visitarle y le traían algún paquetillo, pero que ahora como hace mucho que no vienen, lleva ya meses sin fumar, cuanto daría yo por echar un pitillo, - me decía.
Me levanté, me acerqué al coche y del bolso de mi mujer- mi mujer aunque muy poco, fuma- cogí su cajetilla de rubio ya empezado y su mechero y se lo ofrecí.
No podéis imaginar con que brillo me miraron esos ojillos. No recuerdo si me dio las gracias, pero con esa mirada ya fue suficiente. Estaba todo dicho.
Con un ansia que no supo disimular abrió el paquete y se llevó el cigarrillo a los labios, el mechero no quería encender, quizás para darle todavía más solemnidad al instante.
Llevaba razón, los cigarros de ahora se consumen muy rápidos. No se lo apartó de los labios en todo el rato, la ceniza , como había sospechado en un principio, iba cayendo a su jersey y a sus pantalones. Cuando lo acabó, continuó con la colilla entre sus labios, al menos hasta que tuve que marchar.
No habría dado cuatro o cinco pasos y al girarme vi que ya se estaba encendiendo otro con el maldito mechero.

Me di cuenta de lo poco que cuesta hacer feliz a la gente, por eso ahora, cuando voy a la residencia de ancianos- que lo tengo que hacer a menudo- aparto tres euros en el bolsillo derecho de mi pantalón.
Cuando me ve, Máximo se acerca a saludarme, le doy los tres eurillos y poco a poco con su pierna galana y su bastón, comienza a recorrer ese kilómetro que tiene hasta el Royo, el pueblo que está al lado, a comprar su tabaco.

Se lo podría traer yo, pero prefiero contrarrestar lo nocivo del tabaco con lo saludable del que vaya a comprarlo.

martes, 2 de septiembre de 2008

Trabajando



Ya ha pasado el verano y de nuevo al curro. Por largas que parecían las vacaciones allá por los primeros días de Julio han pasado raudas. Ya son recuerdos, bonitos recuerdos.
Como término antágonico, el trabajo, el día a día, la monotonía, los horarios fijos, la alegría del corto fin de semana, las relaciones personales con los compañeros y las sorpresitas...
De momento y a pesar de todo predomina el optimismo, a cada problema que va surgiendo se le va encontrando solución y a cada dificultad más ganas, más ganas de hacer las cosas bien.
Espero reavivar de nuevo este espacio que de alguna manera nos ha ido uniendo hasta ahora.
Saludos

lunes, 28 de julio de 2008

Viajando


Lo hemos pasado de maravilla conociendo nuevas gentes y lugares, os lo pongo fácil, a ver si adivináis por dónde hemos andado.

martes, 8 de julio de 2008

Riesgo


Estamos en una sociedad en la que las contradiciones están a la orden del día. Afortunadamente se han incrementado muchísimo las inversiones que hacen las empresas para prevenir los riesgos laborales, a pesar de ello es muy difícil que no se produzcan bajas.

Paradójicamente, cuál es mi asombro al ver cada mañana el encierro de San Fermín de Pamplona-costumbre que adquirí cuando mis hijos eran pequeños-cómo hay cientos de los llamados corredores que se juegan la vida cada día delante de unos cuernos descomunales.
A día de hoy solamente ha habido lo típico, magulladuras, golpes, algún que otro pitonazo, pero ningún muerto, ojalá siga así la cosa.
Esta mañana para más inri han conectado con el hospital antes del espectáculo para ver como los profesionales se estaban preparando para atender los que serían sus víctimas a los pocos minutos.

Nuestras autoridades parece que permiten a veces lo que en otros momentos prohíben. Aquí todo está permitido, hasta que por el recorrido haya pululando gente que no ha visto un toro ni por la tele.

Y lo peor, como pasa por las fiestas de Soria , que encima de meterte donde no te llaman, si recibes una cornadita, todavía denuncias al Ayuntamiento capitalino para sacar unas perrillas por tu incosciencia.

Vivir para ver.

Como dicen por Nódalo, mi pueblo, el que no quiera polvo que no vaya a la era.

martes, 1 de julio de 2008

Verano


Ha llegado Julio. Las vacaciones están aquí. Por una serie de razones me he perdido la Fiestas de san Juan de Soria que algún día ya haré la publicidad que se merecen. Por cierto me han dicho que ha sido un éxito. Según mi madre ha sido el año que más gente han visto por la capital. Mis hijos no me han contado mucho porque se levantaban convalecientes a eso de las dos de la tarde y cuando les llamaba por teléfono no estaban para dar muchas explicaciones. He echado de menos alguna fotillo de esas que suele hacer mi cuñado el Teba, este año se ha olvidado de todas de mi. Encima de no estar...

Ahora mi presencia será más intermitente, es difícil encontrar una red abierta de internet y al estar lejos de casa ya se sabe. No obstante de vez en cuando y siempre que pueda entraré por vuestras casas para dejaros un saludo.

martes, 24 de junio de 2008

Vacaciones


Se aproximan las vacaciones. Como cada año. Afortunadamente las tengo largas, y tengo tiempo para todo. Pero según leí no hace mucho, no sé si sentirme privilegiado o no. Según el psicológo Mihaly Csikszentmihalyi-ya el apellido tiene huevos-, croata para más señas, nos recuerda en su libro Fluir(Kairós)que somos menos felices duranre el fin de semana. Según se ve, se basa en estudios y encuestas que demuestran que no sabemos lo que tenemos que hacer en nuestro tiempo libre. Pues si hay gente que tiene problemas con un fin de semana, a mí no sé que me puede pasar con dos meses largos de vacaciones.
Dice que nos sentimos desamparados, apoltronados en el sofá de casa y con una cerveza en la mano. Yo de por sí me apunto a su teoría, de si soy más o menos feliz ya os contaré en Septiembre.
Según él, rendimos a pleno funcionamiento en el trabajo diario, experimentando una felicidad profunda, como vemos es de la misma escuela que mi padre. Y yo me pregunto si no es peor el collar que el perro.
Hemos de fijar metas bien definidas y alcanzables, y yo me sigo preguntando si no es eso lo que fijo cada día cuando no tengo vacaciones. Y si además tenemos en cuenta de que estudios no sé de quien nos bombardean de que en periodo estival y vacacional es cuando más parejas se separan, no sé si este año cogeré las vacaciones.

viernes, 20 de junio de 2008

Padre


Tengo un padre que no me lo merezco. Siempre ha sido un ejemplo a seguir. A veces le ha perdido su genio, pero algo ha de tener. Él siempre ha sido una persona responsable. Cuando trabajaba era, lo mismo que yo, el primero que llegaba al curro. No escatimaba minutos al sueño. Nunca le he oído criticar al jefe, y eso que motivos no le faltaban. Era feliz trabajando. Ahora ya jubilado es una persana activa. Le gusta madrugar, se levanta como las gallinas. Siempre está haciendo algo. Cuando no está podando las chaparras allá por la Sima, está sembrando judías verdes en la huerta. Me preocupa. Pronto no podrá ser tan activo. Los años, los meses y los días se irán adueñando de sus carcañales, y cada vez le costará más trabajo llegar a Vegafría. Padre, sé consciente del presente, si puedes no añores el pasado y trata de vivir el futuro. Continúas siendo el espejo donde, aunque tú no lo sepas, cada día procuro mirarme, aunque de soslayo, para no darme cuenta de que cada vez tengo más arrugas y canas, ni te cuento.
Ah, y no te olvides de esa gran persona que siempre has tenido a tu lado.

sábado, 14 de junio de 2008

Incertidumbre


El sueño se resiente,
preocupa el devenir
de cargos inesperados,
de decisiones prudentes,
de sabias resoluciones
y muchos temas pendientes.

domingo, 8 de junio de 2008

Fragancia


La conoció sin querer. Era de noche. Era muy de noche. Hacía tiempo que no miraba el reloj. Los sábados no tenía por costumbre mirar el reloj, pero debía de ser muy tarde.
La discoteca estaba llena a rebosar. La gente se movía y se contoneaba al ritmo de la música cansina.
No había barruntado que esta noche sería una noche diferente.
A su lado oyó gritos. Era una pareja cuyos caminos a partir de este momento dejaban de ser paralelos. Se dijeron de todo y ella sola, se quedó apesadumbrada, apoyándose en la barra. Sus manos cubrían sus rubios cabellos.
Ajeno a todo aquello sintió ganas de pedir otro gintónic, un Bombay con tónica. Era su combinado preferido. Ahora ya no lo tomaba tanto. Desde que se divorció no encontraba ni el momento ni el lugar, pero esta noche era diferente. Había levantado la bandera de libre y había sacado el hacha de guerra. Buscaba cabelleras y tenía al lado una rubia inmensa, una rubia cabreada y desengañada.
No le costó mucho entablar conversación con ella. Fue fácil. Una mirada y unos gintonics hicieron el resto. Acabaron en su casa, disfrutando de una botella de tequila que tenía guardada para las grandes ocasiones.
No sabe como sucedió pero sus lenguas se entrelazaron sin piedad, devorándose como auténticos felinos, sus manos no paraban de acariciarse, sus cuerpos dejaron de pertenecerles, jadeantes buscaron el goce.
Cuando se despertó estaba sólo. No recordaba su nombre y apenas se acordaba de su rostro, de su cabello y de sus gemidos, tuvo que oler y reoler la almohada para revevir ese perfume que le hizo transportarse a esa sexta dimensión tan añorada en sus pensamientos.
Decidió no lavar nunca el almohadón, lo doblaría con mucho cuidado y lo guardaría. Las noches que se sintiera solo, que serían muchas, lo sacaría del armario, lo desdoblaría con mucho cariño y lo olería muy profundamente con miedo de que esa fragancia llegara un día a extinguirse.

martes, 3 de junio de 2008

La Laguna Negra


El pasado fin de semana, los Maneles, José Mª, Carles y yo, con el permiso de las autoridades competentes, nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos a visitar Soria y provincia.

Visitamos entre otros parajes, la Laguna Negra,que es una laguna de origen glacial situada en los Picos de Urbión, próxima al nacimiento del río Duero.

Según ibamos subiendo los últimos kilómetros andando, las diferentes tonalidades de verdes nos iban sorprendiendo.

Ha llovido tanto las últimas semanas que la tierra ya no quiere más agua e improvisa riachuelos a izquierda y derecha del camino.

La Laguna Negra nos ofrecía este maravilloso marco natural.

La recorrimos bordeándola disfrutando de su entorno.

Los cinco magníficos no dabamos crédito a nuestros ojos.

Pero de pronto una fuerte granizada nos sorprendió.

Y muy a pesar nuestro, calados hasta los huesos emprendimos, después de comer en Vinuesa, camino al Cañón del Río Lobos. Por cierto noté de nuevo una energia indescriptible aún sin entrar en la ermita de San Bartolo.
Han sido un par de días inolvidables.
Por cierto si tenéis un ratito os pongo deberes, se trata de leer la Tierra de Alvargonzález, de Antonio Machado.

viernes, 30 de mayo de 2008

Juventud


Juventud
Alegría
Ilusión
Irresponsabilidad
Juerga
Desarraigo
Desgana
Desorden
Trasnoche
Galvana
Resaca
Allanabarrancos
Pereza
Caos
Formación
Calle
Incertidumbre
Desasosiego
Botellón
Miedos
Dejadez
Inesperiencia
Amistad
Decepción
Broncas
Chochez
Lágrimas
Pasotismo
Amigachos
Influencias
Optimismo
Exitos y...
Fracasos
Amor y...
Desengaños

lunes, 26 de mayo de 2008

Insomnio


Esta mañana me he levantado con mal genio. He dormido poco y mal. Una sarta de personajes absurdos han desfilado por las intrincadas historias de mis pesadillas. Sin pedir permiso se han colado en mi descanso. Cada vez que despertaba, como atraído por algo inexplicable, volvia sin querer a retomar ese argumento que tanto me atormentaba.
Una y otra vez nos encontrábamos. Dormito. Ahora me giro hacia el otro lado, vueltas y más vueltas. Me duelen los hombros y la cabeza me explota.
Entreabriendo los ojos me doy cuenta de que el tiempo no ha transcurrido. Vuelta a empezar. ¿Dónde lo dejé?. Lo absurdo se adueñaba nuevamente de mi voluntad y sin apenas darme cuenta me iba marcando el paso de esos interminables minutos y horas que me destrozaban.
Y así fue transcurriendo la noche, la interminable noche.
Cuando los primeros rayos del sol se colaron por las rendijas de la persiana de mi habitación, cerré los ojos aún con más fuerza. Quería resistir a incorporarme. Quería continuar en ese estado tan difícil de describir.
Al levantarme no era yo. Mi mente no había podido descansar, había hecho tantas horas extras que ahora se me había declarado en huelga, y sin mi mente despierta, mi cuerpo tampoco funciona como es debido.
Hoy en el trabajo tengo un humor de perros. Al llegar la noche, reventado, apuro los minutos, me resisto a acostarme. Quizás los invisibles fantasmas que se comian mi sueño estuvieran todavía rondando por allí.

domingo, 18 de mayo de 2008

El Numancia a primera


Hoy ha ascendido el C.D. Numancia de Soria a primera división, es la tercera vez que lo consigue desde que se fundó allá por el año 1945. Siempre ha militado en divisiones inferiores hasta la última década. En la temporada 1995-96 por culpa de la copa del Rey se hizo conocido y casi todo el mundo le cogió un afecto especial, se trataba de un modesto equipillo de fútbol que eliminó a varios de primera división, llegándole a plantar cara hasta al mismísimo Barça.
Hoy estoy que no quepo en los pantalones, estoy muy contento. Cuando alguien me pregunta que de que equipo soy y les comento que del Numancia, esperan algo más, que sea también de uno de los grandes y como ven que no soy ni del Madrid ni del Barça no lo llegan a entenderlo.
Este cariño a sus colores me viene desde muy pequeño. Con poco más de 9 años era capaz de quedarme, junto con mi hermano Jesús, hora y cuarto a las puertas del antiguo San Andrés sólo por ver los últimos cinco minutos, cuando abrían las puertas para que la gente se marchara, anda que no pasamos frío. Después fueron muchas tardes de Domingo haciendo dedo enfrente de la cárcel para ver si alguien se dignaba en llevarnos a Garray, donde jugaba. No faltaban los que lo hacían gustosamente, eran otros tiempos. Y después a buscar un chopito, de los que había rodeando el campo, para subirnos a él y poder ver el partido. No teníamos perras para la entrada.

Ha llovido mucho desde entonces. He sido socio varios años, ahora , desde la lejanía, me conformo con seguirlo cada fin de semana y siempre que puedo voy a verlo en directo a los Pajaritos. Cuando oigo ese grito de ánimo Numaaaaaaaaaaaaaaaancia, que más que de ánimo parece lastimero, todavía se me pone la carne de gallina.
Reconozco que hoy en día casi todos los jugadores de fútbol son mercenarios del dinero y apenas sienten como suyos esos colores, pero no me importa. Hasta considero que me representan y representan a esa oprimida ciudad y provincia de mis amores, tan poco conocida a nivel nacional. Si no fuera por el Numancia, por los triunfos atléticos de Antón y Cacho en su día y por las temperaturas mínimas, que siempre eran las de Soria, después cambiaron el observatorio metereleológico a un lugar más resguardado y ni eso, ni salimos en el telediario, muchos no sabrían ni siquiera que Soria existe.

Aupa Numancia.

viernes, 16 de mayo de 2008

Refranes


Sabemos que los refranes son sentencias breves, sacadas de la propia experiencia y de la sabiduría del pueblo, que se han ido transmitiendo de generación en generación.
Muchas veces un refrán o dicho popular vale más que cualquier argumentación o explicación. Es una pena que poco a poco vayan desapareciendo del lenguaje coloquial.
Os he comentado en alguna ocasión que me gusta observar y escuchar a los mayores, a esta gente soriana curtida de mil batallas que aunque muchos no han pisado una escuela tienen mucho que enseñarnos. A veces saco papel y boli y voy anotando aquellas palabras, vocablos y expresiones que utilizan ellos pero que ya es difícil oírlas fuera de estas conversaciones peculiares.
Os dejo algunos de ellos :
- Se pierden los dientes pero no simiente.
- Por bueno que sea el caballo, necesita espuelas.
- Quien de joven no trotea, de viejo galopea.
- Treinta días trae Noviembre con Abril, Junio y Septiembre, los demás treinta y uno, excepto Febrero el mocho que sólo trae veintiocho.
- Se tarda más en aparejar a un burro que en consolar a un hombre.
- Si toreas a varios novillos a la vez, alguno acabará metiéndote el cuerno por el culo.
- Ajo, ¿Por qué te has criado tan ruin?, porque no me has plantado por San Martín.
- Me dieron más palos que a un aro cuesta arriba.
- Haz ciento y yerra una, como si no hicieras ninguna.
- Te ves más atao que un gato con dos menudillos.
- Prometer, hasta el meter y una vez metido, olvidado lo prometido.
- A cama pequeña, échate en medio.
- A un burro le hacían obispo y lloraba.
- Abriga bien el pellejo, si quieres llegar a viejo.
- Amor con casada, sólo de pasada.
- El que da lo que tiene antes de la muerte, merece que le den con un canto entre los dientes.
- El que no está acostumbrado a llevar bragas, las costuras le hacen llagas.
- Teta que la mano no cubre, no es teta, que es ubre.
- Mira si está la vida mala que llevo un preservativo con tres parches de bicicleta.
- A la mejor puta se le escapa un pedo. (Con perdón)

viernes, 9 de mayo de 2008

Yayos


Todos llegaremos a viejos y si no, malo. En algún momento seguro que necesitaremos algún tipo de ayuda.
De mis cuatro abuelos sólo tuve la suerte de conocer a dos, ambos por parte de mi madre. Ninguno tuvo la necesidad de tener que ir a una residencia de ancianos. Mi abuela que cuando murió valía ya muy poquito, como diría mi madre, no lo necesitó. Mi abuelo sí que precisó la ayuda que le ofrecieron sus hijos, unos más que otros. Fueron capaces de compaginar sus faenas con su cuidado y dedicación. Mi madre que trabajaba también fuera de casa tuvo la gran suerte de poder atenderlo.
Hoy todo ha cambiado. Vivimos más deprisa. En su momento dimos y seguimos dando prioridad a determinadas formas de vida que sin darnos cuenta nos va esclavizando cada día más. Permanecemos muchas horas fuera de casa a veces por ganar un poquito más de dinero que luego gastamos en aquello de lo que podríamos prescindir. Y cuando llegue el momento de tener que prestar esa ayuda que tanto necesitarán nos encontraremos sin demasiadas posibilidades de podérsela ofrecer, por lo que nada más nos quedará el recurso de la residencia. Considero que el tener que ir a una de ellas no es ni bueno ni malo, todo depende de cómo nos lo tomemos.
Yo lo tengo más que claro. Acabaré mis días, si la propia vida me da esa oportunidad en una de ellas, pero la generación de mis padres no lo tiene tan claro. Al ser la primera con la que se están rompiendo moldes, la primera con la que no se hace como ellos hicieron, les cuesta amoldarse, hacerse a la idea y entender que a veces lo más importante al llegar a la senectud es estar bien cuidado en un lugar determinado que aguantando la cara de vinagre de cuatro nueras para las que llegas a ser un estorbo.
Por mi tierra es el negocio más boyante, todas están a rebosar de yayos y cada día se construyen más.
Ya el problema no es, como antes, el haber tenido hijos o no. Bromeo a menudo con una pareja amiga sin descendencia al comentarles que la única diferencia entre ellos y yo será que ellos irán en taxi, y a mí me llevarán mis hijos en su coche.
Hasta pronto. Nos veremos por allí.

sábado, 3 de mayo de 2008

Soria desde el castillo



Aprovechando el puente he vuelto por la ciudad. Estoy en el castillo. Tengo Soria a mis pies. Una brisilla me acaricia la mejilla izquierda y me sorprende el cantar de los pájaros que me rodean.
A pesar de la crisis inmobiliaria todavía diviso unas 18 grúas de construcción de diferentes colores. Soria se va ensanchando más por el noreste. La población dicen que no aumenta demasiado, somos unos 35.000 habitantes, pero cada vez se ha construído más. Será porque muchos de los sorianos de los pueblos tienen su vivienda en la capital, aunque no estén empadronados.
A mi derecha tengo a una familia de magrebís que están disfrutando del paisaje, hablan casi gritando, pero no les entiendo nada.
Soria es de color amarronado, desde aquí diviso sus tejados, sus claraboyas, sus calles, sus monumentos y si me fijo aún más sus gentes. Las casas se apelotonan unas junto a otras y no me dejan observar casi las calles estrechas del casco viejo de la ciudad. Veo a lo lejos la plaza Mayor con sus dos desgastados leones, la fachada del Ayuntamiento queda escondida, al igual que la campana de la Audiencia, la gente pulula por el estrecho del Collado. No aprecio desde aquí esa espléndida fuente de torrenillos que seguro está en el mostrador del Mesón Castellano. Están como para dejar ya mismo esta jodida dieta que me está matando.
Más a la derecha, en el centro, la torre homenaje del Palacio de los Condes de Gómara, el edificio más importante de construcción civil del siglo XVI y que hoy alberga los diferentes departamentos de justicia. Esta tarde no coronan sus numerosas bolas de piedra las cigüeñas.
Casas y más casas, y a la derecha del todo, la Iglesia del Mirón en lo más alto de un pequeño otero hoy muy verde. Se ve que ha llovido bastante la última semana. La abanican unos molinos de viento ubicados en una de las pequeñas sierras de la lontananza.
Debajo asoma la torre más alta de la Concatedral de San Pedro, con su claustro románico que no es tan espectacular como el de los Arcos de San Juan de Duero que se encuentran al otro lado del río.
Al fondo y como baluarte guardián, el Pico Frentes y más a la derecha la sierra de Cebollera que aún nos muestra una capa de nieve en lo más alto de su cumbre.
Soria es bella de día y de noche, como dijo Machado, pero todavía podría tener un encanto especial si los responsables de turno hubieran velado no sólo por su casco viejo, hoy totalmente deteriorado, sino también por todo su conjunto y su proyección futura.
Cierro muy fuerte los ojos porque quiero guardar en lo más profundo de mi mente esta imagen con todo detalle, para poder revivirla dentro de unas semanas cuando la gran ciudad, que es Barcelona, comience a engullirme sin piedad.

viernes, 25 de abril de 2008

Hijos


Apreciados hijos,

sólo cuatro líneas para deciros que por aquí, por vuestra casa, todo bien, unos viven mejor que otros, pero no nos podemos quejar a Dios gracias.

Aprovecho la presente para recordaos alguna cosilla, dada vuestra frágil memoria:
- Que el día del padre fue no hace muchos días.
- Que el día de la madre será en breve.
- Que vuestra casa no es un hotelillo donde todo os lo dan hecho.
- Que la ropa sucia no tiene patas y allá donde la dejáis permanece hasta que alguien, va y la recoge.
- Que en el diccionario también hay una palabra de la que desconocéis el significado, es la palabra orden.
- Que si no compráis una barra de pan, no hay pan a la hora de comer a mediodía.
- Que la ropa del tendedero, después de tres días ya está seca y hay que recogerla.
- Que si pasáis un dedo por la estantería de vuestra habitación y deja marca, es polvo.
- Que el dentífrico y los geles de ducha hay que taparlos.
- Que en la nevera hay siempre comida y ese refresco que os gusta porque alguien ha ido a comprarlo.
- Que el papel de baño no lo trae ningún perro en la boca, por muy suave que sea.
- Que ya tenéis años, entre los dos 44, para solucionar vuestros problemas.
- Que por falta de no repetir siempre lo mismo, no quedará.
- Que seguiremos insistiendo, ya que todavía no tengo la idea de ir a un programa de televisión a que me solucionen el problema, de momento.

Vuestro padre que os quiere.

martes, 15 de abril de 2008

Torredembarra


Estoy sentado en la bocana del puerto de Torredembarra. Vengo a menudo. No sé porqué me encuentro tan a gusto aquí. La brisa marina me da en la espalda. El soniquete del agua al chocar reiteradamente contra las grandes rocas me relaja. A veces se forman grumos de espuma que van y vienen. Las aguas son muy claras. Se ven surcadas por diminutos pececillos de muchos colores que parecen perseguir al que nada más rápido. En el cielo aves volando en forma de uve, son patos y a más baja altura gaviotas. Por estos lares son pequeñas y blancas, por el puerto de Barcelona son más grandes y pardas.
A mi derecha destaca un espigado y moderno faro que al atardecer me ilumina ahora sí, ahora no... Antes la naturaleza presidía todo el acantilado, ahora al faro le acompañan casas de hasta dos alturas que dejan ver a lo lejos algunos arbolillos de lo que fue un frondoso pinar verde. También diviso alguna cuidada palmera.
A mi izquierda están pasando algunos barcos, unos pequeños y otros señoriales. Casi todos son blancos. Unos entran y otros salen. Todavía no llevan sobre sus cubiertas a las espatarradas de turno. No hace mucho calor. Ahora son tres motos naúticas las que rompem la tranquilidad.
Un poco más a la izquierda están amarrados los yates más elegantes del puerto deportivo, tres son de color azul y destacan sobre el verde del agua y el blanco del resto de las embarcaciones.
En frente están descansando los barcos y las barquillas de los pescadores. ¡Qué contraste! Aquellos que sirven para dar un paseíto puntual un fin de semana son elegantes, grandiosos, concebidos para dar una seguridad plena en el mar, con los últimos sistemas de navegación, contrastando, enfrente con esas diminutas barquichuelas de los pescadores, de los que se ganan la manduca saliendo al atardecer cada día a pescar merluzas, emperadores, salmonetes o pulpos, de poco más de tres metros de eslora, en cuanto que cabe una persona. No me las quiero imaginar lejos de la costa cuando el mar comience a enfurruñarse. Su única seguridad es un salvavidas descolorido. Se llaman María, Manuel, S José.
Que mal repartido está el mundo, el que necesita la embarcación para subsistir, diminuta y frágil; y el que la tiene para diversión grandiosa y segura.

viernes, 11 de abril de 2008

Primavera


Hace ya muchísimos lustros y décadas, había una aldea olvidada en medio de una frondosa vegetación, habitada por los más tiernos y exóticos animales. La aldea era diminuta, muy pequeña. En el poblado predominaban las mujeres y entre ellas, las jóvenes, casi niñas. Eran juguetonas y presumidas.
Así como las primeras luces iluminaban todo el entorno, por el camino polvoriento y seco que conformaba la única callejuela del pueblecito comenzaban a oírse gritos y risitas inocentes.
Tenían la costumbre de reunirse debajo de gran higuera. Su sombra las cobijaba y era el único testigo de todas sus diabluras. Allí hacían charquitos con el agua que traían en un botijillo de barro y pronto, como por arte de magia acudían cientos de mariposas, unas diminutas, azules, con motitas negras, otras, con colores mucho más vistosos, las había de un fuerte color amarillo chillón con redondos topitos oscuros, de un vistoso rojo que eran más inquietas que las demás, de colores entrelazados que iban cambiando sus tonalidades dependiendo del brillo del sol. Todas eran preciosas. Se posaban por todos lados, algunas las más atrevidas, incluso en los alargados dedos de las chiquillas. Una, la única de color violeta, aterrizó suavemente sobre la nariz respingona de Azucena, haciéndole unas cosquillitas que provocaron unas risitas que se oyeron en medio del grupillo, a la vez que tintileaban sus dos trenzas rubias.
Las muchachas eran las más presumidas de toda la región. Cuando las mariposas cogían confianza se dejaban acariciar sus alitas por sus finos e inocentes dedos y después con esas diminutas y brillantes partículas se frotaban cuidadosamente los párpados de sus ojos. ¡Qué belleza!, jamás había existido unas caras con ese colorido brillante que destacaba sobre su inocente tez clara. Había tantas tonalidades en sus ojos, que parecían diosas y hasta el sol se divertía haciendo que sus rayos incidieran de diferentes maneras e intensidades, participando así del momento. Mientras esos diminutos cuerpos alados continuaban revoloteando por todos los rincones.
Después, ya camino de la gran balsa, con sus cristalinas, tranquilas y verdosas aguas hacían otro descanso cortito en un pradillo verde, lleno de pirigallos, de encarnadas amapolas que destacaban cimbreándose sobre toda esa alfombra natural. Acariciaban sus delicados pétalos recibiendo ese color sonrosado en sus mejillas que las hacían únicas.

Poco a poco llegaban correteando al borde de la charca, lleno de estirados juncos mecidos por el escaso viento reinante. Ese espejito natural era testigo de su gran belleza. Hasta las ranas dejaban de croar y los renacuajos nadando muy despacio aparecían en la superficie, no querían perderse el momento.

Y así transcurrían los días, las semanas, los meses...
La primavera perpetua marcaba toda su existencia y era el testigo diario junto con esas claras aguas de la charca de esas bellezas angelicales.

Dicen, cuentan, que ahora en los pueblos y grandes ciudades, cuando llega la primavera, que por cierto, nos enteramos por el Corte Inglés, ya que no llegan ni las vistosas mariposas, ni los pirigallos, ni las viscosas ranas croando junto a ninguna charca, las mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, en lugar de mirarse en ese espejo natural, lo hacen al caminar por las aceras en el reflejo de los cristales de las puertas y escaparates. Fijaos, cuando vayáis andando, se vuelven de reojillo, las muy pillinas, a ver su estampa reflejada y sentir como la primavera sin saber porqué también forma parte de ellas.

lunes, 7 de abril de 2008

Deseos


Os comento 5 deseos que me gustaría ver cumplidos cuando ya sea más que viejo:

- Hacer una mirada retrospectiva de mi vida y darme cuenta de que he contribuído a mejorar este mundo que me ha tocado vivir.
- Terminar viendo a mis hijos a mi lado, felices y realizados.
- Que no me faltaran los dedos de las manos para contar a mis verdaderos amigos.
- Que en ningún momento piense que no ha merecido la pena vivir.
- No haber tenido nunca la sensación de ser un estorbo.

¿Y a vosotros?

martes, 1 de abril de 2008

El pastor de las estrellas


Tiene el sueño cambiado. Cuando nosotros nos vamos a la cosquera, se despereza, coge su zurrón y esa garrocha de madera de olmo que él mismo domó y comienza su trabajo. Es el pastor de las estrellas.
Cada noche recorre el firmamento hasta que se despierta el orto, pasando esa lista interminable que conforman las estrellas que forman las diferentes constelaciones.
A veces se detiene en las plateadas praderas celestiales a echar un pitillo y conversa con ellas y sólo escuchando su tono de voz sabe como se encuentra su estado de ánimo.
Anoche se encontró con la estrella Polar, estaba triste y su destello no era tan brillante como noches anteriores. Algo le pasaba. Después del saludo cordial de todas las noches le comentó que tenía celos de la orgullosa luna, lunera, cascabelera.
La luna cuando está llena, cuando tiene ese brillo espectacular, se cree la reina del firmamento-le dijo-, hasta esa otra estrella, Orión, que brilla casi tanto como yo, ha dejado de hacerme esos arrumacos que me tenían encandilada, estoy segura que es por culpa de la luna, lunera, cascabelera-continuó-.
Joer, pensó, hasta en el cielo cósmico me encuentro con historias.

A veces son las jóvenes las que le crean más problemillas, inquietas, juguetonas, adolescentes son incapaces de permanecer brillando mucho tiempo en su lugar, en cuanto se descuida se ocultan tras las nubes, jugando al escondite. Sabe que es cosa de la edad y por eso tiene la suficiente paciencia con ellas cada noche, a veces se chiva a las demás de su escondite.
El pastor de estrellas también sabe que cada uno tenemos la nuestra, para saber cuál es, la próxima noche estrellada, túmbate boca arriba en el campo, observa el inmenso mundo que tienes ante tus ojos y cuando veas ésa que brilla de una manera especial, ésa que te está guiñando el ojo continuamente, ésa es, ponle nombre y habla con ella todas las noches que puedas, te ayudará a sentirte mejor, a ser más feliz y a entender cosas que jamás habías comprendido.

jueves, 27 de marzo de 2008

Orgullo



A quien corresponda....

El orgullo hace:
- Que percibas sensaciones donde no las haya.
- Que te sientas superior a todo el mundo.
- Que te creas ser el sol que más calienta, cuando a veces estas tapado por un inmenso nubarrón que no te deja ver más allá de tus propios intereses.
- Que te creas la perfección personificada.
- Que se rompan y frustren relaciones, incluso fraternales.
- Que seas capaz de menospreciar el cariño hacia los demás y que los demás tienen hacia ti.
- Que te creas que con el dinero lo puedes conseguir todo.
- Que los que te quieren y te rodean se sientan infelices.
- Que la impotencia y la falta de comunicación sea el pan nuestro de cada día.
- Que quieras que todos seamos esclavos tuyos.
- Que el que siembra vientos recoja tempestades.
- Que te importa poco que los que de verdad te quieren se enfaden contigo, porque dos males tienen...
- Que lo que podía haber sido un bonito e inolvidable fin de semana se haya convertido en una mierda.

lunes, 24 de marzo de 2008

San Bartolo




A raíz de un comentario de lady sisiak en la entrada anterior haciendo referencia al punto energético que se halla en la ermita de San Bartolo, os comentaré que esta ermita se encuentra a 17 km. del Burgo de Osma, enclavada dentro de un paraje singular, en el cañón del río Lobos.
Es conveniente pasear por la zona y levantar la vista, seguro que veremos a esos majestuosos buitres leonados dándonos la bienvenida, estaremos acompañados tanto a derecha como a izquierda por pinos, sabinas y robles, y al fondo del cañón, que fue declarado Parque natural en 1985, nos sorprenderán unas curiosas grutas que junto con otras que hay por la zona son el plato más apetecido de los espeleólogos.

La ermita que combina el románico y el gótico, según los entendidos fue construída allá por el S XIII en honor a San Bartolo, santo honrado por la orden del temple, ni que decir tiene que este enclave templario está rodeado de algo que lo convierte en singular. Se encuentra en el punto equidistante, medido en metros entre los límites más externos al este y al oeste de la Península Ibérica como son el cabo de Creus y el de Finisterre.

El día 24 de Agosto se celebra una romería en el lugar, allí acudí ya hace bastantes años por no tener otra cosa que hacer, curiosamente se saca en procesión a la Virgen de la Salud, que también se encuentra en la misma ermita, a la izquierda del altar mayor. Cual fue mi sorpresa al ver como casi todos los asistentes a la romería, unos descalzos y otros calzados se colocaban sobre una piedra, una losa más desgastada que las demás, de espaldas al rosetón que la ilumina y mirando a la Virgen, por no ser menos allí me coloqué después de aguantar una fila interminable y… ahora que os lo estoy contando se me está poniendo la piel de gallina, es difícil de relatar la experiencia, un cosquilleo recorrió toda mi espalda, los hombros tomaron vida por sí mismos y no veáis como se relajaron, me asistió una calma, una quietud, una tranquilidad interior, que me hizo permanecer allí unos minutos. Repetí la experiencia un par de veces más con el mismo resultado. Conté mis sensaciones a las personas que me acompañaban e intentaron repetir la vivencia, pero sin éxito, no llegaron a sentir nada especial.

Desde aquel año no falto a mi sesión , por lo menos anual, de esta carga positiva, de ese bienestar, de ese relax, de ese estado de quietud, de ese no sé qué que incluso actúa posteriormente en mí, sólo con pensarlo.

martes, 18 de marzo de 2008

Soria


Soria es una ciudad pequeña. Allá por donde pisas forma parte como de tu vida, son los mismos adoquines, las mismas baldosas que ya has pisado miles de veces, es como si fueras un poco dueño de sus almas y de su historia.

Hace ya más de 25 años que por unas razones concretas tuve que marcharme con todo el equipo, dejando a la vez casi todo, familia, amigos, alegrías, tristezas y más de media vida. La suerte que tengo es que la visito bastantes veces al año, siempre que dispongo de unos diejas tardo muy poco en buscar destino.
En Soria hasta las cañas de cerveza me saben más buenas.
Me gusta sentarme cerca de la cristalera de uno de los bares más céntricos y escudriñar con la vista a todos los paseantes de esa calle tan concurrida que es el Collado. Conozco a muchos, pero cada vez que vengo me cuesta más encontrar a esa gente que no hace demasiado tiempo, los podía considerar como amigos, se ven poco, y otros, a costa de no verlos, la relación con ellos se va perdiendo.
También me encanta mezclarme entre todos esos hombres ya de una determinada edad, que por Soria no faltan, y escuchar, y aprender, no es la primera vez que saco un papel y un boli y tomo alguna nota, son muchas de las que dispongo, no sé si algún día verán la luz.

Aquí cargo las pilas, aquí disfruto del tiempo libre, aquí me aprovecho del clima que aunque no os lo creais, es una maravilla, aquí gozo de una tranquilidad que en pocos lugares se puede encontrar, a veces llego hasta aburrirme, aquí me siento bien.

Os invito a que huyendo del mundanal ruído os acerquéis a esta tierra que aunque desconocida por muchos tiene ese encanto especial para los que la conocemos de verdad.

domingo, 9 de marzo de 2008

Conformismo


Necesito las minivacaciones que comenzaré el próximo viernes, que por cierto pasaré por Soria. No son demasiados días. Sólo 10. Alguien me considerará privilegiado pero depende con quien se me compare.
Me pregunto si somos felices con aquello que tenemos, con el dinero que ganamos, con la familia a la que pertenecemos, con las vacaciones de que disfrutamos...

Todo es muy relativo. Un amigo mío me comenta a veces que no es más feliz el que más tiene, sino el que tiene todo lo que necesita. Yo a veces le entiendo, otras veces, no.

Me vienen ahora a la memoria aquellos versos que formaban parte de La Vida es Sueño de Calderón:

Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.

¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.

El que no se conforma es porque no quiere, o como dijo el otro, el tiempo es el mejor maestro, lástima que mate a todos sus alumnos

viernes, 7 de marzo de 2008

Infidelidad


Lo tenía todo previsto. Sabía que era cuestión de poner en una balanza los pros y los contras. Sabía que la relación con su marido no duraría mucho tiempo ya si lo sacaba todo a la luz. Pero no lo haría.
Hacía ya meses que lo sabía. Había sido a través de un mensaje que recibió en su teléfono. Era anónimo y privado. Aparecía una fecha, un lugar, una hora y nada más. Parecía una cita a ciegas. No sabía lo que hacer. Un mundo de interrogantes no le dejaban vivir. Acudiría.
Llegó el día. La cita era, a última hora, por la tarde. El lugar discreto. Llegó con mucha antelación. Unas gafas oscuras cubrían sus ojos, así se sentia protegida dentro de su deportivo discretamente aparcado. A la hora prevista llegó un coche negro con los cristales tintados. Era un Mercedes conocido. Era el Mercedes de su marido. Ahora iba comprendiéndolo todo. Descendieron unas largas piernas que acababan en unos zapatos taconudos. Era rubia, joven, un tipazo, una mujerona. Sus medias de seda negra semitransparentes, su falda corta y ajustada insinuaba un cortito tanga de puntilla. La blusa apretaba unos senos refulgentes donde sus pezones desafiaban la fuerza de la gravedad. Y detrás, su marido que le triplicaba en edad.
Habían elegido para la ocasión un buen y discreto restaurante a las afueras de la ciudad.
No quiso saber nada más. Inmediatamente dedujo quien era la autora del mensaje que recibió.
Llegó a su casa, le aparcaron el coche. Comunicó al sevicio que esa noche no cenaría y se encerró en su habitación. Pensó durante un largo rato sorbiendo muy despacio un Chivas con hielo.
Sabía que la decisión ya estaba tomada. Nunca había pensado renunciar a nada, a esas noches de ópera en el Liceo, a esas amistades influyentes en la política, en las finanzas y en los negocios. A esa visión del mundo desde el último peldaño de esa escalera tan empinada y tan difícil de trepar.
Acabó su Chivas de un último y largo trago, se miró al espejo y vio reflejada en él a la otra mujer. Cogió el móbil, releyó el mensaje diciendo entre dientes -yo hubiera hecho lo mismo-, y lo eliminó.
En ese justo momento sonó el teléfono, era su marido disculpándose, por una cena de negocios llegaría muy tarde a casa.

lunes, 3 de marzo de 2008

Abrazos


No hace muchos días el las Ramblas barcelonesas me encontré con algo curioso e inusual. Había un grupo de 9 ó 10 personas, todas mujeres, jóvenes y vestidas con las mejores galas que iban dando abrazos a diestro y siniestro.
Después de la sorpresa viene el interés. Me quedé observando y vi que no se trataba de gente chalada, que por estos lares no falta, sino de personas que querían transmitir alegría, optimismo y positivismo en el día a día. Los abrazos eran intensos, sentidos pero sin más.
No faltaron los desconfiados, celosas y los que se negaron.
Después de cada abrazo gratuíto y sincero los ojos de los abrazados brillaban de una manera especial.

Esa tarde cuando llegué a casa te abracé como nunca lo había hecho antes. Tus ojos también brillaron.

martes, 26 de febrero de 2008

Domingo


Odio el domingo. Sobre todo el domingo por la tarde. Ya lo odiaba en la época de estudiante. Me remonto a hace ya, por desgracia muchos años, cuando por una cosa o por otra no llevabas aprendida la lección, preparado el examen o los deberes hechos para el lunes. Y si en alguna asignatura íbamos atavalaos era en matemáticas. No veáis la cantidad de ejercicios que teníamos que hacer. Y llegaba el lunes fatídico, hora de mates, se encargaba un compañero de ir citando nombres de cada uno de nosotros para que el cura nos preguntara. Nunca sentí más deseos de que la tierra se me tragara y a la vez de estrangularlo.

Estudié en Escolapios. En aquella época casi todos mis compañeros eran hijos de papá. Yo era sólamente hijo de padre y madre. No es que me sintiera desplazado, es que a veces ni me encontraba, rodeado de tanto progre. Mi madre nos hacía el bocata con pan de hogaza y no veáis como cantaba la hogaza delante de tanto bocadillito hecho por criada y de barrita fina.
Eran épocas de misa diaria, incluidos los domingos. El domingo en misa de 11,30 subía el padre Juan al púlpito y delante de todos los feligreses pasaba lista antes de comenzarla. Con tanto empacho de misa casi he llegado a aborrecerla. Me pierdo en ocasiones en las que no me puedo escaquear. Es como a ese niño al que obligaron a comer cada día ese puré de verduras y su madre nunca se veía satisfecha, al darle la última cucharada siempre devolvía todo lo engullido. Hoy háblale del puré de verduras.

Tengo muchos recuerdos de aquella época. Unos buenos y otros no tanto. Joer lo que ha cambiado la figura del maestro. Y así nos va.

Ahhh!!, y ahora como castigo por no ser un niño aplicado en su día, cada lunes a las nueve a la escuela....

jueves, 21 de febrero de 2008

Por una mirada....


Cada día se levanta a la misma hora. Ya es rutina. Su reloj biológico se encarga cada día de despertarla, no perdona ni lo fines de semana. La rutina se ha convertido en un hábito. Una visita rápida a la ducha y al espejo, después un desayuno expres, de pie, con prisas. Omitía incluso ese obligado beso matinal a su marido que se acaba de levantar.
Sale de casa. Su medio de transporte es el metro. Son muchas estaciones hasta llegar a su trabajo. Está acostumbrada.
Hace ya muchos días, muchos meses que las mañanas son distintas.
Fue una mañana de tantas. En el transcurso del viaje entró un hombre. Cada mañana entraban muchas personas al vagón, pero también entraba ese hombre, madurillo pero muy interesante, siempre con su cartera en la mano.
Ya el primer día se fijó en él, hubo un cruce de miradas y notó como las endorfinas, serotininas y felitelaminas se incenciaron a través de su mirada.
Cada mañana sucedía lo mismo, yo te miro, tú me miras y los dos nos miramos. Al cruzarse la vista, ésta se perdía como dos polos del mismo signo. Después eran miradillas de rehojo.
Había días que él al llegar el metro y ver que no estaba ella, esperaba el siguiente tren, pero ella no lo sabía. Otros se sentaba a su lado, ese día no se miraban, pero era un no sé qué lo que se desencadenaba en sus cuerpos que el viaje se les hacía más corto de lo normal. A veces deseaba que no terminara en toda la mañana.
Si algún día no se veían, aquello se hacía eterno y el día siempre se hacía cuesta arriba.
Y así iban pasado los dias, mañana a mañana.
Hasta su marido en alguna ocasión le había recriminado esa alegría el domingo por la noche, como si la llegada del lunes le diera vida, ese lunes que a su marido tanto le costaba arrancar.
Ella sabía que le hacía sentirse más joven, más atractiva y de otra forma. Lo curioso del tema es que nunca se habían saludado, ni siquira ese buenos días de rigor. Quizá si se lo hubieran dicho se hubiera roto esa química existente entre ellos.
Los días que no coincidían, que no eran muchos, ella, desde su interior recitaba y recitaba esos versos de Gustavo Adolfo Bécquer que aprendió en la escuela:

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.

domingo, 17 de febrero de 2008

Adelante


Y la vida sigue... Afortunadamente. Después del hoy viene el mañana. Vendrán esos atardeceres luminosos que nos dejan boquiabiertos. Me imagino que los amaneceres serán incluso más bonitos, pero hace mucho que no madrugo tanto. Mi padre sí que sabe de eso, y de escuchar los primeros trinos de lo pajarillos que se despiertan con los primeras luces, los jodidos todavía madrugan más que él.
Y como no, vendrán esos ratillos al lado de la lumbre, viendo las ascuas chisporrotear, jugando con las mostindas de ceniza al lado de esas trébedes que han sujetado miles de veces ese puchero descascarillado, ver esas llamas que consumen esa madera de carrasco que ahora sí, ahora no, alcanzan diferentes alturas, como queriéndonos hipnotizar. Me encanta mirar la lumbre jugando con las tenazas entre los dedos. Me gusta sentir su calor, sobretodo esos días fríos de invierno y dejarme envolver por ese humillo que a veces se hace en la cocina...

Hay muchas y pequeñas cosas por las que merece la pena seguir adelante.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Hasta siempre...


Estoy hecho polvo. Mal. Muy mal. Este mediodía nos han dado la noticia de la muerte de un compañero. Si ya de por sí la presencia de la muerte es dura, todavía lo es más en circustancias excepcionales, como ésta.
No llego a pensar lo que le puede pasar a una persona por la mente para ser su propio verdugo, pero es así.
Hace unos días era una persona superactiva, dicharachera, amable, un buen compañero y ante un problema más o menos latoso, todo se le viene encima. Todo se va al traste y adiós.
Hasta siempre compañero.

viernes, 8 de febrero de 2008

La tierra prometida


Vivía en una aldea de tantas que se encuentran diseminadas por la cordillera andina. Muy lejos de la ciudad. Sus abuelos, ya mayores eran los encargados de su precaria formación.
Su madre hacía ya dos años que había emigrado a España, a la tierra prometida. Una tía suya fue la culpable. Allá hay mucho trabajo, con lo que ganas en un mes puedes vivir aquí un año y no te lo gastas- le comentaba.
A los pocos meses fue su padre el que dio el salto. Ahora le tocaba a él. En la última carta, después de recoger y guardar unos billetes muy bien doblados leyó: Vendrás con nosotros dentro de veinte días, después de que el curso haya acabado. En Perú el curso escolar acaba en Enero.

Ya llevaba tres noches sin poder dormir bien. La incertidumbre lo mantenía fuera de sí, con una ansiedad constante.
Se aproximaba la fecha. Su estomago protestaba. Los nervios no le dejaban vivir.
Se despidió sin más de sus abuelos y montó en un autobús desvencijado que después de cuatro horas lo dejó en la gran ciudad. A cada momento se palpaba el bolsillo derecho del pantalón donde se había guardado algo de dinero y un billete de avión. No había viajado nunca en avión. Ni se imaginaba como un artilugio tan grande y pesado era capaz de elevarse por encima de las nubes. Él los había visto pasar por encima de su aldea dejando una reguero blanco que con el tiempo se difuminaba en el cielo.

Llegó a Barcelona. Allí estaban sus padres esperándolo. Al verlo ríos de lágrimas corrieron por sus mejillas. El abrazo fue eterno.
Una vez en ese piso compartido con otras personas comenzó a añorar su bonita y solitaria aldea. Sólo había visto muchos coches, unos enormes edificios y mucha gente. Amargados y serios como si tuvieran una inmensidad de problemas. Y para colmo, tenía que hacer cola hasta para ir al lavabo.
Su madre sólo trabajaba trece horas diarias cuidando de un señor anciano. Casi no la veía. Su padre había trabajado, levantando un gran rascacielos. Pero ahora estaba sin trabajo. Y sin paro. Era un sin papeles. Ahora como no trabajaba, bebía. Y como bebía, gastaba casi todo lo que ganaba su mujer.
La atmósfera en la familia se estaba volviendo casi irrespirable. Cada día deseaba con todas sus fuerzas quedarse más horas en la escuela a pesar de que no entendía ni a los profes ni a los compañeros. En la escuela de Barcelona se habla sin la eñe. En la escuela de Cataluña se habla y se enseña en catalán.
Y pasó lo que tenía que pasar. Una noche, después de un día muy largo llegó su padre borracho. Muy borracho. Su madre lloraba impotente.
No hay derecho- le recriminaba.
Fue de repente. Se oyó un fuerte golpe y los sollozos desaparecieron.
Él desde el fondo de la habitación y con los puños apretados maldecía una y otra vez a esta tierra de acogida que tantos problemas le estaba creando. La tierra prometida.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Musas


Llevo días intentando
un poemilla escribir,
me paso el día pensando
sin poderlo conseguir.

Muchas líneas he tachado
pienso y pienso sin cesar,
muchos temas voy tocando
pero las musas..., no están.

Si alguien las ve flotando
o vagando por el mar,
ya me podéis avisar
para poderlas llamar.

lunes, 4 de febrero de 2008

Infierno


He estado de paso por el infierno. No me llevo bien con el diablo, pero hay que tener influencias en todos los sitios. Por si acaso...
No os lo recomiendo. Está ubicado en el fondo de unos nubarrones que siempre amenazan tormenta. La oscuridad preside el día y la noche y los elegidos por sus malas obras tienen los ojos muy grandes y abiertos, pero no ven nada.
Tenía curiosidad. Curiosidad por ver quienes lo habitan.
Por allá me he encontrado a diferentes personajillos.
A ese agricultor que al recolectar las alcachofas cada vez les dejaba el rabo más largo, para que pesaran más.
A ese desgraciado cura que dejó preñada a la joven muchacha que le atendia y el muy sinvergüenza la abandonó a su suerte, como es lógico la niña que nació, que creo que se llamaba Simona, la metieron en la inclusa. Maldito cura.
También vi sufriendo a ese hombre primitivo que arrastraba de los pelos a la primitiva de turno y a muchos de los hombres que actualmente ya no se conforman con agarrarlas de los pelos, además las matan.
Por allí vagaban aquellos que iban a comprar el carbón a mi pueblo, con el trabajo y las noches durmiendo en el monte para vigilar la carbonera y a la hora de pesar los sacos con la romana los levantaban disimuladamente con el pie para que pesara menos.
No podían faltar algunos corruptos políticos, especuladores y engominados banqueros, meticonas suegras y despiadas nueras y como no, las típicas calientapollas que siempre te dejan con la miel en los labios.
En el extremo más alejado estaban todos aquellos que han matado en nombre de las distintas religiones, y anda que no había gente...
Todavía más lejos se llegaba a distinguir algunas sombras que no llegué a identificar.