miércoles, 21 de enero de 2009

El Gallarón


Soria es una ciudad pequeña. Nos conocemos todos y más si somos de generaciones próximas. A lo largo del tiempo ha habido personajes que han alcanzado una fama local ya sea por sus características físicas o por su forma de ser. Hoy me quiero ocupar del Gallarón. Es un casta, en mi tierra a estos personajes se les llama castas.
El Gallarón frecuentaba un bar que tiene el mismo nombre, subiendo del puente del río Duero por el margen derecho, un poquito más arriba que la Concatedral de San Pedro. Yo no he sido una de las personas que más haya frecuentado su garito. Recuerdo algún lunes Las Bailas el haber tomado unas cervezas a la bajada a San Polo acompañando a los del Común.

Pues bien, El Gallarón, Félix Esteban, para más señas es manco, como lo fue Cervantes. Ha llegado a tanto su popularidad que en las celebraciones familiares cuando el niño pequeño comienza a comer de aquello que le gusta alargando la mano con el tenedor, antes de que todo el mundo se haya sentado en la mesa, no es difícil de escuchar, como se lo oí a mi hermana Raquel, aquello de " David- mi sobrino se llama David- espera a que todo el mundo se siente en la mesa y comience, que te dejo como al Gallarón".

Es un personaje singular, ha sido recientemente jurado de la Cuadrilla de su barrio en las fiestas de San Juan, y no es difícil verlo pasear un día más o menos festivo ataviado con su luenga capa negra.

Estas navidades dando una vuelta por el Collado, acompañado por mi amigo el Chenel nos lo encontramos, y cuando el maestro Chenel, dirigiéndose a mí, comenta, que había sido un buen torero, a él no se le ocurrió otra contestación que decirnos " sí, estaba muy a gusto con el novillo, le estaba dando unos buenos pases pero al cambiarme de mano la muleta me cogió, desde entonces no he vuelto a torear". ¡Cómo no le iba a enganchar si era manco...!

Otro día os hablaré del pelo de Vicen Vila.

domingo, 11 de enero de 2009

Año nuevo...


Son y somos muchos los que cuando comienza una nueva etapa nos hacemos unas promesas que muchas veces incumplimos. Una cosa es pensar en lo que quiero hacer y otra muy diferente es hacerla.
Que si dejaré de ..., que si adelgazaré, que si me apuntaré a..., que si...
Después los días van pasando y no encontramos el momento.

No desesperéis, me uno a vosotros. No descarto el ponerme a dieta, pero ahora no es el momento.

Saludos y fuerza. Ya os contaré.