sábado, 21 de abril de 2012

Me sorprende...

Uno no deja de asombrarse de las circunstancias que estamos viviendo y de las que seguro están por venir.
Me sorprende que los que dijeron que no subirían impuestos se metan ahora a degüello hasta con la sanidad y  la educación.
Me sorprende que todos estemos pagando este desaguisado que unos pocos han preparado.
Me sorprende que nadie pida públicamente y judicialmente explicaciones a aquellos que han gestionado los recursos públicos subvencionados con nuestros impuestos.
Me sorprende que no haya dinero para una caja de aspirinas y sí para preparar el dispositivo con más siete mil policías para blindar la ciudad de Barcelona en la cumbre del Banco Central Europeo con los gobernadores de todos los bancos centrales de los 17 países de la zona euro con su presidente al frente, que se celebrará a primeros del mes que viene. Amén de los destrozos que se habrán de cubrir por la que se montará. ¿Es que no se puede elegir otro país con la que está cayendo en el nuestro y el cariño que les hemos pillado a los bancos?
Me sorprende que nadie meta mano todavía a la burbuja que envuelve en este santo país al mundo del fútbol. Ya veremos cuando reviente quien se hace cargo de la porquería.
Me sorprende que haya gente que crea que la reforma laboral creará puestos de trabajo.
Me sorprende que no se hayan dado cuenta de que lo que necesitamos es que se reavive el consumo para que se mueva el dinero, pero ¿qué dinero?.
Me sorprende...
Y me jode pensar que este enfermo terminal, que somos todos nosotros, tenga tan mala pinta y esté a punto de presentar un electroencefalograma plano.

sábado, 7 de abril de 2012

Paseando


Sábado Santo. El tiempo no ha acompañado en toda la semana. Hacía falta que lloviera pero se podía haber esperado hasta la semana que viene.
La mañana está desapacible, tan pronto quiere nevar como salir el sol. Me bajo al río con idea de darme un paseo por la margen derecha pero por encima del puente de piedra. Me habían comentado que el paraje era agradecido y merecía la pena. La verdad es que se quedaron cortos. Felicito a quien proceda por esta rehabilitación. Donde antes eran parajes intransitables, ahora se puede pasear recreando la vista primero con esa muralla olvidada, después por la zona del peñón para continuar por la zona del Perejinal. El río, con ese color verduzco me acompaña en todo el recorrido. Antes de llegar al puente de la autovía y donde las aguas parecen más quietas las golondrinas más madrugadoras juguetean con sus alas, ahora toco el agua, ahora no la toco, las muy coquetas.

En la ida, como en la vuelta, me voy encontrando tanto con personas solitarias como con parejas que han decidido desafiar al cielo como yo. Nos cuesta cruzarnos un hola. Me he tropezado con alguien que empujaba una silla de ruedas y se me ha representado el poeta.

Vuelvo con buenas sensaciones, de cara al verano, ya de vacaciones me alargaré hasta Garray. Ya os contaré.