viernes, 15 de octubre de 2010

Soria la olvidada


Los sorianos no somos proclives a manifestarnos. La última sin contar la poco concurrida del 29 de Setiembre hace ya más de de 10 años. Se protestaba por la falta de infraestructuras en la provincia, por el abandono que se sufre por estos lares desde tiempos seculares.

No ha servido para nada el tener algunos ministros sorianos en diferentes gobiernos de la derecha, en aquellos momentos parece que nuestros intereses no iban con ellos. Todo ha seguido igual. Hoy estamos como antes de ayer. Jodidos pero contentos. Hace ya más de 30 años que yo tuve que salir a buscarme las habichuelas lejos de la provincia y lo que es peor el éxodo continúa.

Nos las prometíamos felices con las promesas de Zapatero cuando no hace mucho anduvo por San Leonardo de Yagüe y así continuamos.

Se comenzó a trabajar en el trazado de algunas autovías como el tramo de la Mallona a la Venta Nueva, poco más de 10 kilómetros pero ahora con la consabida crisis todo se ha paralizado sine die. Y lo peor es que a nadie le importa. En los mentideros herreriles apenas se oye entre caña y caña ningún comentario.

Echo de menos a esos políticos que con un par de “anchoas” son capaces de exigir que se cumplan esas promesas y consiguen que el AVE llegue allá donde estaba previsto y en los plazos acordados. Aquí los politiquillos andan desaparecidos montando aburridos y cansinos mercados medievales que consiguen que la poca alegría consumista se la lleven aquellos que vienen de fuera cuatro días vendiendo sus productos a precios desorbitados.
Mientras la provincia y la capital se van muriendo solas. Nos conformamos con apenas 50 kilómetros de autovías. Parece que ya tenemos bastante. De las autopistas aunque sea con peaje ni un solo metro.

Nos estamos quedando solos, más solos que la una, pero contentos, mirándonos el ombligo, pensando que como aquí no se vive en ningún sitio, que nuestras fiestas son las mejores, que nuestro aire es el mejor del mundo mundial, que no sabemos lo que es un atasco y que el estrés está siempre de vacaciones, pero dejamos sin darnos cuenta ese nefasto futuro que estamos dejando a nuestros nietos, porque una provincia sin infraestructuras es una provincia sin futuro, mal comunicada con el resto del país y muerta en vida. Y lo que es peor pagando nuestros impuestos como cada hijo de vecino.

A pesar de todo nunca pasa nada.

Ah, hoy os he hablado de autovías y autopistas, otro día os hablaré, si me prometéis no reíros, del Ave.