jueves, 28 de mayo de 2015

No tengo edad...


No tengo edad...

Para callar aquello que pienso aunque pague el precio de perder amistades. Han sido muchos años callando por educación y respeto.
Para creer los años que tengo. Tú si que percibes en mí el paso del tiempo, curiosamente también lo percibo yo en ti, en mi mismo, se me hace más complicado.
Para aguantar a los bobos y bobas, sin darme cuenta desconecto y ya no les oigo eso de "ya estarás jubilado" o "cómo te estas poniendo", no creáis que se refiere a más guapo, el bobo de él se refiere a más gordo.
Para pensar como a veces he perdido esas oportunidades que han pasado por delante de mis narices no hagas tú lo mismo.
Para, a veces, dar ese salto y salir de esa espiral que es la monotonía que hace que la vida pase en AVE.
Para aguantar en mis jodidas espaldas tus reiteradas críticas.
Para no darme cuenta que el cariño se mide por el dinero.
Para que creas que no me he dado cuenta que has comido pan de muchos hornos y tienes más cara que un juego pelota.
Para seguir tragándome sapos, me he vuelto alérgico a los sapos, ¡qué lo sepas!
Para correr detrás de un sueño, tengo ya poca resistencia.
Para olvidar lo feliz que algunos me habéis hecho. Buen trabajo.
Para comprarme unas zapatillas amarillo chillón, un polo sí.
Para darte consejos, sé que después lo pasas fatal. Además no soy buen espejo.
Para teñirme mi encanecido cabello, forma parte ya de los daños colaterales.
Para creerme aquello que me dijiste una vez al oído, puñetera.
Para que creas que repitiendo muchas veces la misma mentira creas que se convierte en verdad.
Para no pensar que lo mejor que me está pasando sean mis nietos, aunque produzcan riñonera.