viernes, 30 de mayo de 2008

Juventud


Juventud
Alegría
Ilusión
Irresponsabilidad
Juerga
Desarraigo
Desgana
Desorden
Trasnoche
Galvana
Resaca
Allanabarrancos
Pereza
Caos
Formación
Calle
Incertidumbre
Desasosiego
Botellón
Miedos
Dejadez
Inesperiencia
Amistad
Decepción
Broncas
Chochez
Lágrimas
Pasotismo
Amigachos
Influencias
Optimismo
Exitos y...
Fracasos
Amor y...
Desengaños

lunes, 26 de mayo de 2008

Insomnio


Esta mañana me he levantado con mal genio. He dormido poco y mal. Una sarta de personajes absurdos han desfilado por las intrincadas historias de mis pesadillas. Sin pedir permiso se han colado en mi descanso. Cada vez que despertaba, como atraído por algo inexplicable, volvia sin querer a retomar ese argumento que tanto me atormentaba.
Una y otra vez nos encontrábamos. Dormito. Ahora me giro hacia el otro lado, vueltas y más vueltas. Me duelen los hombros y la cabeza me explota.
Entreabriendo los ojos me doy cuenta de que el tiempo no ha transcurrido. Vuelta a empezar. ¿Dónde lo dejé?. Lo absurdo se adueñaba nuevamente de mi voluntad y sin apenas darme cuenta me iba marcando el paso de esos interminables minutos y horas que me destrozaban.
Y así fue transcurriendo la noche, la interminable noche.
Cuando los primeros rayos del sol se colaron por las rendijas de la persiana de mi habitación, cerré los ojos aún con más fuerza. Quería resistir a incorporarme. Quería continuar en ese estado tan difícil de describir.
Al levantarme no era yo. Mi mente no había podido descansar, había hecho tantas horas extras que ahora se me había declarado en huelga, y sin mi mente despierta, mi cuerpo tampoco funciona como es debido.
Hoy en el trabajo tengo un humor de perros. Al llegar la noche, reventado, apuro los minutos, me resisto a acostarme. Quizás los invisibles fantasmas que se comian mi sueño estuvieran todavía rondando por allí.

domingo, 18 de mayo de 2008

El Numancia a primera


Hoy ha ascendido el C.D. Numancia de Soria a primera división, es la tercera vez que lo consigue desde que se fundó allá por el año 1945. Siempre ha militado en divisiones inferiores hasta la última década. En la temporada 1995-96 por culpa de la copa del Rey se hizo conocido y casi todo el mundo le cogió un afecto especial, se trataba de un modesto equipillo de fútbol que eliminó a varios de primera división, llegándole a plantar cara hasta al mismísimo Barça.
Hoy estoy que no quepo en los pantalones, estoy muy contento. Cuando alguien me pregunta que de que equipo soy y les comento que del Numancia, esperan algo más, que sea también de uno de los grandes y como ven que no soy ni del Madrid ni del Barça no lo llegan a entenderlo.
Este cariño a sus colores me viene desde muy pequeño. Con poco más de 9 años era capaz de quedarme, junto con mi hermano Jesús, hora y cuarto a las puertas del antiguo San Andrés sólo por ver los últimos cinco minutos, cuando abrían las puertas para que la gente se marchara, anda que no pasamos frío. Después fueron muchas tardes de Domingo haciendo dedo enfrente de la cárcel para ver si alguien se dignaba en llevarnos a Garray, donde jugaba. No faltaban los que lo hacían gustosamente, eran otros tiempos. Y después a buscar un chopito, de los que había rodeando el campo, para subirnos a él y poder ver el partido. No teníamos perras para la entrada.

Ha llovido mucho desde entonces. He sido socio varios años, ahora , desde la lejanía, me conformo con seguirlo cada fin de semana y siempre que puedo voy a verlo en directo a los Pajaritos. Cuando oigo ese grito de ánimo Numaaaaaaaaaaaaaaaancia, que más que de ánimo parece lastimero, todavía se me pone la carne de gallina.
Reconozco que hoy en día casi todos los jugadores de fútbol son mercenarios del dinero y apenas sienten como suyos esos colores, pero no me importa. Hasta considero que me representan y representan a esa oprimida ciudad y provincia de mis amores, tan poco conocida a nivel nacional. Si no fuera por el Numancia, por los triunfos atléticos de Antón y Cacho en su día y por las temperaturas mínimas, que siempre eran las de Soria, después cambiaron el observatorio metereleológico a un lugar más resguardado y ni eso, ni salimos en el telediario, muchos no sabrían ni siquiera que Soria existe.

Aupa Numancia.

viernes, 16 de mayo de 2008

Refranes


Sabemos que los refranes son sentencias breves, sacadas de la propia experiencia y de la sabiduría del pueblo, que se han ido transmitiendo de generación en generación.
Muchas veces un refrán o dicho popular vale más que cualquier argumentación o explicación. Es una pena que poco a poco vayan desapareciendo del lenguaje coloquial.
Os he comentado en alguna ocasión que me gusta observar y escuchar a los mayores, a esta gente soriana curtida de mil batallas que aunque muchos no han pisado una escuela tienen mucho que enseñarnos. A veces saco papel y boli y voy anotando aquellas palabras, vocablos y expresiones que utilizan ellos pero que ya es difícil oírlas fuera de estas conversaciones peculiares.
Os dejo algunos de ellos :
- Se pierden los dientes pero no simiente.
- Por bueno que sea el caballo, necesita espuelas.
- Quien de joven no trotea, de viejo galopea.
- Treinta días trae Noviembre con Abril, Junio y Septiembre, los demás treinta y uno, excepto Febrero el mocho que sólo trae veintiocho.
- Se tarda más en aparejar a un burro que en consolar a un hombre.
- Si toreas a varios novillos a la vez, alguno acabará metiéndote el cuerno por el culo.
- Ajo, ¿Por qué te has criado tan ruin?, porque no me has plantado por San Martín.
- Me dieron más palos que a un aro cuesta arriba.
- Haz ciento y yerra una, como si no hicieras ninguna.
- Te ves más atao que un gato con dos menudillos.
- Prometer, hasta el meter y una vez metido, olvidado lo prometido.
- A cama pequeña, échate en medio.
- A un burro le hacían obispo y lloraba.
- Abriga bien el pellejo, si quieres llegar a viejo.
- Amor con casada, sólo de pasada.
- El que da lo que tiene antes de la muerte, merece que le den con un canto entre los dientes.
- El que no está acostumbrado a llevar bragas, las costuras le hacen llagas.
- Teta que la mano no cubre, no es teta, que es ubre.
- Mira si está la vida mala que llevo un preservativo con tres parches de bicicleta.
- A la mejor puta se le escapa un pedo. (Con perdón)

viernes, 9 de mayo de 2008

Yayos


Todos llegaremos a viejos y si no, malo. En algún momento seguro que necesitaremos algún tipo de ayuda.
De mis cuatro abuelos sólo tuve la suerte de conocer a dos, ambos por parte de mi madre. Ninguno tuvo la necesidad de tener que ir a una residencia de ancianos. Mi abuela que cuando murió valía ya muy poquito, como diría mi madre, no lo necesitó. Mi abuelo sí que precisó la ayuda que le ofrecieron sus hijos, unos más que otros. Fueron capaces de compaginar sus faenas con su cuidado y dedicación. Mi madre que trabajaba también fuera de casa tuvo la gran suerte de poder atenderlo.
Hoy todo ha cambiado. Vivimos más deprisa. En su momento dimos y seguimos dando prioridad a determinadas formas de vida que sin darnos cuenta nos va esclavizando cada día más. Permanecemos muchas horas fuera de casa a veces por ganar un poquito más de dinero que luego gastamos en aquello de lo que podríamos prescindir. Y cuando llegue el momento de tener que prestar esa ayuda que tanto necesitarán nos encontraremos sin demasiadas posibilidades de podérsela ofrecer, por lo que nada más nos quedará el recurso de la residencia. Considero que el tener que ir a una de ellas no es ni bueno ni malo, todo depende de cómo nos lo tomemos.
Yo lo tengo más que claro. Acabaré mis días, si la propia vida me da esa oportunidad en una de ellas, pero la generación de mis padres no lo tiene tan claro. Al ser la primera con la que se están rompiendo moldes, la primera con la que no se hace como ellos hicieron, les cuesta amoldarse, hacerse a la idea y entender que a veces lo más importante al llegar a la senectud es estar bien cuidado en un lugar determinado que aguantando la cara de vinagre de cuatro nueras para las que llegas a ser un estorbo.
Por mi tierra es el negocio más boyante, todas están a rebosar de yayos y cada día se construyen más.
Ya el problema no es, como antes, el haber tenido hijos o no. Bromeo a menudo con una pareja amiga sin descendencia al comentarles que la única diferencia entre ellos y yo será que ellos irán en taxi, y a mí me llevarán mis hijos en su coche.
Hasta pronto. Nos veremos por allí.

sábado, 3 de mayo de 2008

Soria desde el castillo



Aprovechando el puente he vuelto por la ciudad. Estoy en el castillo. Tengo Soria a mis pies. Una brisilla me acaricia la mejilla izquierda y me sorprende el cantar de los pájaros que me rodean.
A pesar de la crisis inmobiliaria todavía diviso unas 18 grúas de construcción de diferentes colores. Soria se va ensanchando más por el noreste. La población dicen que no aumenta demasiado, somos unos 35.000 habitantes, pero cada vez se ha construído más. Será porque muchos de los sorianos de los pueblos tienen su vivienda en la capital, aunque no estén empadronados.
A mi derecha tengo a una familia de magrebís que están disfrutando del paisaje, hablan casi gritando, pero no les entiendo nada.
Soria es de color amarronado, desde aquí diviso sus tejados, sus claraboyas, sus calles, sus monumentos y si me fijo aún más sus gentes. Las casas se apelotonan unas junto a otras y no me dejan observar casi las calles estrechas del casco viejo de la ciudad. Veo a lo lejos la plaza Mayor con sus dos desgastados leones, la fachada del Ayuntamiento queda escondida, al igual que la campana de la Audiencia, la gente pulula por el estrecho del Collado. No aprecio desde aquí esa espléndida fuente de torrenillos que seguro está en el mostrador del Mesón Castellano. Están como para dejar ya mismo esta jodida dieta que me está matando.
Más a la derecha, en el centro, la torre homenaje del Palacio de los Condes de Gómara, el edificio más importante de construcción civil del siglo XVI y que hoy alberga los diferentes departamentos de justicia. Esta tarde no coronan sus numerosas bolas de piedra las cigüeñas.
Casas y más casas, y a la derecha del todo, la Iglesia del Mirón en lo más alto de un pequeño otero hoy muy verde. Se ve que ha llovido bastante la última semana. La abanican unos molinos de viento ubicados en una de las pequeñas sierras de la lontananza.
Debajo asoma la torre más alta de la Concatedral de San Pedro, con su claustro románico que no es tan espectacular como el de los Arcos de San Juan de Duero que se encuentran al otro lado del río.
Al fondo y como baluarte guardián, el Pico Frentes y más a la derecha la sierra de Cebollera que aún nos muestra una capa de nieve en lo más alto de su cumbre.
Soria es bella de día y de noche, como dijo Machado, pero todavía podría tener un encanto especial si los responsables de turno hubieran velado no sólo por su casco viejo, hoy totalmente deteriorado, sino también por todo su conjunto y su proyección futura.
Cierro muy fuerte los ojos porque quiero guardar en lo más profundo de mi mente esta imagen con todo detalle, para poder revivirla dentro de unas semanas cuando la gran ciudad, que es Barcelona, comience a engullirme sin piedad.