sábado, 24 de marzo de 2012

Sordera


Huelga. Impuestos. Reforma laboral. Recortes. Cabreo general. Desigualdad. Despido. Contratos basura. Juventud perdida. Demolición. Desengaño. Protestas. Choriceo. Carencias. Manifestación. Despilfarro. Temporalidad. Paro. Transparencia. Lucha. Precariedad. Preocupación. Indigencia. Sueldos congelados. Desprotección...

Son algunas de las palabras o expresiones que todos estamos oyendo. Nos acompañan sin descanso y cual monstruos del más allá hacen que el pesimismo nos invada.

Me tomo un café con sacarina. Estoy haciendo dieta y tengo mal genio. Trato de evadirme sin conseguirlo. En la terraza no hay mucha gente. En la mesa de al lado, dos hombres trajeados. Sin proponérmelo agudizo el sentido del oído y escucho: “Sabes, a mí me dan ahora mismo diez trabajadores gratis, que no les tuviera ni que pagar, y ni los quiero”. Apuro el café, me quemo la lengua, pago y me voy.

Ojalá el resfriado me hubiera producido otitis acompañada de una pasajera sordera.

viernes, 2 de marzo de 2012

Sindicatos


Dicen que a río revuelto, ganancia de pescadores. Estamos en un momento delicado. Son muchos los que estamos padeciendo esos recortes, que aunque omitidos en periodo electoral, era predecible que llegaran. Me incluyo entre los damnificados porque cada vez veo más menguado mi sueldo. Trabajo más horas lectivas y cobro menos dinero, y lo que es peor según todos los augurios, la cosa no mejorará. No es una situación nueva, gobernando los anteriores los recortes también hicieron su agosto.

Entonces los sindicatos estaban de vacaciones y a la sociedad en general nos costaba reaccionar ante tanto despropósito. Sólo y a última hora los llamados indignados hicieron acto de presencia.
Hoy ya se han puesto el mono y han comenzado a trabajar de lo lindo. Han pasado de ese periodo anquilosado a éste apocalíptico. Nos visitan una y otra vez en el curro y sus mensajes son como emigrar a Alaska. Ahora todo es más negro que el hollín de la chimenea de mi abuela, por no verse, ni se vislumbra un pequeño resplandor allá en el horizonte.
Ignoro si la situación actual es tan tétrica, pero intuyo demasiados intereses de todo tipo por medio.

Ahora debemos de luchar porque no podemos perder todo lo conseguido en las últimas décadas, por mejorar las prestaciones sociales y porque pilares tan importantes como la sanidad y la educación se derrumben, pero quizás ya hubiéramos de haber comenzado antes.

A veces pienso que nos tratan como si fuéramos burros.