jueves, 27 de mayo de 2010

Paseando por Valonsadero


Ya viene bien de vez en cuando romper con el tedio diario, y disponer de cuatro días para cambiar los aires catalanes por los sorianos. Y nada mejor que darse uno un paseo por el monte de Valonsadero, un viernes laborable, que todavía hace que el paraje sea más llamativo por la poca gente con la que me encuentro.


Valonsadero es un monte público que se encuentra a tan solo 7 km de Soria capital, se puede ir hasta caminando en poco más de una hora. Son casi 2800 hectáreas, con innumerables vegas y praderas por las que pacen tranquilas vacas acompañadas por sus ternerillos.


Destaca desde cualquier punto cardinal el Pico Frentes.


Me llaman la atención unas cigüeñas que con sus largas patazas se mueven lentamente buscando y rebuscanndo entre la hierba, el color verde lo impregna todo, sólo algunas diminutas margaritas y otras florecillas amarillas rompen con ese magnífico color. Los grillos no paran de cantar, al notar que te aproximas enmudecen para continuar con su letanía cansina.



Un poco más allá me encuentro con un hombre solitario que parece que está buscando algo, al cruzarnos me explica que es tiempo de champiñón, lo que pasa es que este año viene muy tardío con tanta agua. Me entretengo a ver si encuentro alguno y entre fotillo y fotillo me hago con unos cuantos.


A lo lejos diviso un buitre sobrevolando las cercanías del Hotel, ubicado encima de una curiosa roca, lo sigo con la vista y veo que se posa un poco más allá. Después de caminar casi un kilómetro, me acerco sigilosamente y me permito realizarle esta foto, todo un lujo.


Un poco más abajo me topo con los corrales, hoy su quietud llama la atención, pensando en el trote que les espera, primero con el desencajonamiento de los novillos, después con el Lavalenguas y la Compra festejos que están a la vuelta de la esquina y que preludian ese día mágico de las Fiestas de San Juan como es el día de la Saca, día en que los novillos salen de estos corrales con la intención de llegar a la plaza de toros de la capital.


Ahora me doy de bruces con unos legendarios robles que me muestran unas ramas ya ajadas y cansadas, algunas ya no han podido resistir más y han dado con su alma en el suelo. Me llama la atención la nieve que todavía queda en la sierra de Cebollera, bonita estampa. El cielo es azul, un azul muy vivo, las nubes por lo que observo hoy se han declarado en huelga, ojalá que la mantengan unas semanas más.

Otro día os hablaré de esas pinturas rupestres que en 1951 descubrió Teógenes Izquierdo.

viernes, 7 de mayo de 2010

Me preocupa



Cada vez estoy más preocupado porque el viernes llega antes cada semana. Me da miedo que el tiempo pase tan rápido. Casi sin darme cuenta me han ido cayendo los años. A veces pesan. A pesar de todo creo que me veo mucho más joven que lo que me veis vosotros, mi espejo, a menudo, me engaña. Me preocupa el hacerme más viejo. Me preocupa cuando ya no tenga un proyecto de vida y me sienta como una barquichuela al capricho de esas machaconas olas. Me preocupa el levantarme y tener todo hecho. Me preocupa esperar en la plaza Herradores a que quede un espacio en un banco, que ha dejado otro más viejo que yo, para que me pueda sentar. Me preocupa aficionarme a la petanca, cerca de la Soledad, eso me estará indicando que ya no puedo pegarme esas palizas que me doy en bicicleta. Me preocupa que llegue un día que tú ya no me quieras. Me preocupa si llega un día que no te puedo recordar. Me preocupa que vosotros creáis que no he dado la talla como padre. Me preocupa que a veces los lazos familiares se vayan soltando. Me preocupa ese caminar cansino, que llegará, que no me lleve a ninguna parte. Me preocupa que cuando tenga que pensar en lo que he hecho en mi vida, no encuentre demasiadas cosas importantes. Me preocupa que el mundo que deje a mis nietos sea todavía peor que el que encontré yo al nacer. Me preocupa que llegue el día de las alabanzas. Me preocupa que tú, que me lees, pienses que hoy no es mi día. Me preocupa que hoy esté preocupado.