miércoles, 24 de junio de 2015

Fiestas de San Juan



Todo cambia.
Grandes diferencias entre las fiestas de San Juan de antes y las de ahora:

Se iba a Valonsadero en jaca o a pie, después hasta en tastarros o camiones.
Las tajadas eran del toro que se lidiaba en la plaza, ahora ni se sabe.
Siempre, el que sanjuaneaba marceaba, ahora marceas si decides marcear.
El desencajonamiento pasaba inadvertido.
Los toros eran más chiquititos pero más bravos y llegaban casi todos a la plaza, ahora son una especie entre de carne y bravos, con más trapío pero sin fuerzas para cumplir con su trabajo.
Los jurados eran las personas más influyentes de la capital y casi había tortas por serlo, daba prestigio, ahora, estos últimos años, para localizar la docena se ha de recurrir a los sentimientos.
Venían los gaiteros de no sé que pueblo que eran prácticamente los únicos que sabían tocar la turuta.
Los toreros del Viernes eran malos, malos de coj..., como dice la canción.
Los subalternos desde que ya no viene el Cañones pasan de lo más inadvertidos.
Se veían peleas en la plaza por aquello de que te pones delante y encima no has entrado en fiestas.
No había timos de jetas que se hacen pasar por colaboradores de  las cuadrillas y van antes de fiestas cobrando la tajada por las casas.
Te enterabas de cómo iba la saca por el que te ibas encontrando, no por las imágenes del pajarito.
En las vaquillas se exponía más.
En el menú del viernes, que ofrecían los restaurantes, había de primero más platos que el de alubias con almejas, que luego no veas como huele el callejón.
No se veía una chica por los aledaños del ruedo.
No estaban los de la cerveza dando sombreros a la entrada de la plaza.
Había banderillas que parecían morcillones y no veáis la cara que ponía el que tenía que ponérselas al toro.
Siempre subastaban los mismos.
En el callejón siempre te comías lo que te ofrecían y acababas comiéndote cada cosa...
Se aprovechaban las fiestas para saldar las rencillas con el que te había  hecho la puñeta todo el año y llegando el caso, aprovechando ese inevitable empujón hasta le dabas dos hostias.
El Lunes las Bailas no había ese viacrucis cachondo que puede herir susceptibilidades.
Se bebía más vino en bota, que al final siempre la perdías.
Para algunas cosas éramos más cuidadosos, no se perdía ni un móvil.
Antes de fiestas pensabas que ligarías mucho, después  te dabas cuenta de que había pasado lo del año anterior, no te habías comido una rosca.
El americano todavía no era conocido y ahora resulta que nos ha salvado los sanjuanes.
Por las noches, a altas horas siempre acabas por la zona del Rober, a por el pollito asado, se tenía tanta hambre que no te dabas cuenta ni de la grasa que tenía, a la mañana siguiente sí, no te notabas ni el paladar.
En tu grupo de amigos el que iba menos borracho siempre eras tú.
En algunas verbenas la canción estrella era esa de "el caballo tira palante, el caballo tira patrás. eooooooo..."
En la plaza no se oía esa cantinela de "por favor despejen el ruedo, la lidia debe de continuar", ¡pero si no te escucha nadie!, pesao.


No hay comentarios: