domingo, 20 de noviembre de 2011

Jóvenes y alcohol


Creo que a muy pocos nos ha sorprendido los datos hechos públicos recientemente sobre esa encuesta que nos da referencias bastante diáfanas sobre la problemática que existe en Soria entre juventud y alcohol.

Según se relata, los jóvenes sorianos de entre 14 y 18 años son los más tempraneros de la región y del resto de España en el inicio del citado consumo. Se habla de que un 68% de los de 14 años se han emborrachado alguna vez. No creo que se trate sólo de esa noche que sin saber hasta dónde aguantas se te va la mano. A lo peor es lo habitual en esas noches descontroladas de botellón en el alto de la dehesa.

El alcohol desde postreras generaciones ha sido algo bien visto, de pequeños, de muy pequeños ya nos daban pan con vino tintorro y azúcar, cuando llegaban celebraciones concretas y santos a los chavales se nos permitía echar ese traguillo a ver como siempre te manchabas la camisa con el porrón, porque había que beber a chínglele.

A todos se nos ha podido ir la mano en alguna ocasión, como lo que me pasó a mí, muy joven, siendo monaguillo, descubriendo el vinillo de celebrar entre las casullas del cura y viendo lo dulzón que era, después de darle unos traguillos cual fue mi sorpresa que yendo a mediodía a casa sin saber porqué veía doble, sí, había siempre dos chicas que parecían la misma jugando al calderón.

Recuerdos aparte, considero que estos datos comentados han de servir para darnos cuenta que tenemos un problema y que hemos de intentar buscarle una solución. Se me antoja que será difícil y complicado pero al menos hemos de intentarlo.
Comenzando desde la propia familia, marcando límites a su debido tiempo, educando en responsabilidad y libertad, pero marcando límites. Se ha de dialogar, se ha de apagar la tele de vez en cuando, y cuando digo tele me refiero también a las más variopintas videoconsolas, se ha de olvidar momentáneamente ese ordenador que siempre a determinadas edades ha de estar controlado y que tanto nos puede ayudar y reflexionar con las criaturas, hemos de tratar de olvidar por momentos ese ritmo de vida y de desasosiego que todos aguantamos y sentarnos y mirarnos a los ojos y preguntarnos cosas y descubrir que un hijo es lo más grande y lo que más satisfacciones nos puede dar y más disgustos si no hemos sabido hacerlo bien. Después no valdrá decir aquello de que es la sociedad, es su grupo de amigos, es… Aún con todo nos podremos encontrar con que la cosa no llega a funcionar y hemos de retomar la situación, a base de paciencia, mucha tranquilidad y que no nos falte la sabia mano izquierda.

Pensemos que también nosotros hemos de sacrificarnos y predicar con el ejemplo, si el bar ha sido nuestra segunda casa desde que llevábamos a la niña en su cuco mal lo tenemos después para explicar esos límites tan necesarios.

Sé que todo no lo podemos hacer nosotros, a base de preocuparnos y ocuparnos de nuestros hijos, inculcando esa responsabilidad que los hará más libres, las instituciones también han de intentar ayudarnos y poner su saca de trigo.

Echo de menos campañas de sensibilización, que está muy bien que se publicite las bienaventuranzas de la dieta mediterránea pero que nos recuerden también, y no porque no lo sepamos, los problemas con los que nos podemos encontrar si abusamos de determinadas cosas como el alcohol y las drogas.

Echo de menos que ahora que se normaliza todo, el Ayuntamiento capitalino no tome cartas en el asunto multando si después de informar continúa la misma problemática. Es algo que ya se hace en otras ciudades. En Barcelona que no te trinquen con una cerveza en la calle que lo tienes claro si no eres guiri.
Controlando donde se compra la bebida, y a quien se la venden que no lo tienen tan complicado, que uno de los suministradores lo tiene muy cerca de la comisaria y que todos sabemos que a veces para poder venderle a un menor una botella de ginebra se la desocupan en un gran vaso de plástico, siendo trasparente pasa hasta por agua.

Echo de menos que no se busquen alternativas como ya se ha intentado en otras ocasiones, dando a los jóvenes otras iniciativas que pueden pasar desde habilitar diferentes espacios con actividades diversas que pudieran tener tanta fuerza de atracción como el alto de la dehesa. Espacios donde puedan dialogar, donde puedan llevar a cabo sus iniciativas, si me gusta la música, algún sitio donde pueda ensayar con mi grupo, si me gusta el deporte algún lugar donde lo pueda realizar, si me encanta el cine, pues una rebajilla en el último pase de la peli, si lo mío es la lectura, esa biblioteca de la universidad, o esa casa de cultura, como ya se hace en muchas ciudades que en épocas de exámenes las zonas de estudio de las universidades están abiertas día y noche.

Echo de menos en la prensa local iniciativas como páginas en sus diferentes ediciones donde la juventud sea la protagonista, incluso haciendo de algunas de ellos sus propios reporteros.

Echo de menos en las emisoras de radio locales esos programas donde los y las jóvenes sean protagonistas directos, en los que se les haga partícipes y muestren sus iniciativas e inquietudes.

Resumiendo, que se puede beber, siempre se ha bebido, escuchar música, hablar y realizar todo aquello que te pida el cuerpo pero con sentido común y que todos estamos en el mismo barco y que tenemos todos la obligación de colaborar para erradicar o minimizar en lo posible el problema.

¡Ah!, y entendiendo que pasar un fin de semana en Soria es harto complicado porque apenas hay novedades a través del tiempo.
Y que coste en acta que yo también me tomo mis cervecitas en la Herradores.

2 comentarios:

José María dijo...

Hola, Javier. Después de mucho tiempo te saludo por aquí.
¡Cuánta razón tienes en todo lo que dices!.
Se me ocurre que esa relación de ideas que sugieres, las podrías enviar al mismísimo alcalde de tu ciudad, a ver si se entera un poco de lo que pasa , o al menos para darle ideas, si es que no se le ocurre ninguna.
Un abrazo.

José María dijo...

Hola, Javier. Te saludo de nuevo desde aquí después de hace mucho tiempo.
Respecto a tu comentario, no sería mala idea que mandaras al alcalde de tu ciudad toda esa relación de ideas para "sanear" la juventud. Quizás el buen señor no sepa qué hacer o ne se le ha ocurrido nada interesante. Échale una mano, que luego no diga que no se le dan ideas.
Un abrazo.