miércoles, 7 de febrero de 2007

La voz de la experiencia

Mi padre no entiende nada ni de la capa de ozono, ni del efecto invernadero ni del calentamiento global ni de las emisiones de CO2 a la atmósfera, pero si se ha dado cuenta de que el mundo está esvuelto, como dice también mi suegra, cada uno desde puntos de vista diferentes.
Mi padre se refiere al cambio que se está dando hoy en la climatología, en el frío a destiempo, en las nevadas que cambiadas de hora ya no lo son tanto, y ojo, que como decía aquél, la nieve ha de venir que no se la come el lobo; en los propios árboles y vegetación, con hojas cuando deberían de estar mochos, con flor cuando deberían desarrollar la mínima función vital, también se refiere a esa fuente que ya no echa el agua que debería de echar y a ese lavadero siempre vacío y sin taramocos, no entiende el porqué, pero se da cuenta de las consecuencias.
Lo de mi suegra es totalmente diferente, ella no se refiere a los aspectos antes mencionados sino a los cambios que se han producido dentro de la unidad familiar, ahora ya no hay cariño como antes -comenta-y cada casa parece la casa de Orate. Cada uno vamos a lo nuestro, a trabajar cada día más para tener más cosas, a veces por el mero hecho, no de disfrutarlas sino de presumir que las tenemos, olvidándonos de todo lo que hemos visto en nuestros mayores, más amor, ayuda, sacrificio y menos prepotencia , individualismo y rencillas, que al fin y al cabo, son cuatro días.
Tanto uno como otro, viejos sabios, deberían de hacernos pensar un poco en ese mundo físico y afectivo que les vamos a dejar a nuestros hijos, que a la postre serán los beneficiados o perjudicados en un futuro más o menos próximo.

2 comentarios:

José María dijo...

Hola Javier: Acabo de leer este artículo y no hay más remedio que dar la razón a tu padre y a tu suegra. Tienen toda la razón. Más de un "mandamás" debería pensar en estos temas; otro gallo nos cantaría.
Un abrazo.
José María

Tuno negro dijo...

Sensaciones.

Que manera tan veloz de pasar del todo a la nada, de la nada al todo,

que manera de dominarme sin sentirme dominado,

que placer, que sosiego, da saber

que te tengo a mi lado,

que perder sin apostar,

que ganar sin sentirme ganador,

porque ya todo lo poseo,

que donador de todo sin carecer de nada,

que facil generosidad...

Que felicidad, que desparpajo, que soltura me da tu felicidad.



Y ese sentirte tan cerca estando tan lejos...

Esa seguridad insegura...

ese pavor terrible a tu abandono,

ese sentir tan amargo,

esa negra puerta sin llave,

ese comprender sin entender nada

esa rabia nublando la mente pero transparentando el corazon...

ese desamparo momentaneo...

Porque yo soy caballero con espada pero sin armadura...

Lucharé, esperando que algún día mis enemigos en la batalla recapaciten y comprendan la guerra entre el quiero y el puedo, ganando el querer.

Uniendonos todos por fin, porque de lo que se trata es saber compartir a alguien que un día quiso volar sin jamás perder sus raices, su identidad.