Cada día se levanta a la misma hora. Ya es rutina. Su reloj biológico se encarga cada día de despertarla, no perdona ni lo fines de semana. La rutina se ha convertido en un hábito. Una visita rápida a la ducha y al espejo, después un desayuno expres, de pie, con prisas. Omitía incluso ese obligado beso matinal a su marido que se acaba de levantar.
Sale de casa. Su medio de transporte es el metro. Son muchas estaciones hasta llegar a su trabajo. Está acostumbrada.
Hace ya muchos días, muchos meses que las mañanas son distintas.
Fue una mañana de tantas. En el transcurso del viaje entró un hombre. Cada mañana entraban muchas personas al vagón, pero también entraba ese hombre, madurillo pero muy interesante, siempre con su cartera en la mano.
Ya el primer día se fijó en él, hubo un cruce de miradas y notó como las endorfinas, serotininas y felitelaminas se incenciaron a través de su mirada.
Cada mañana sucedía lo mismo, yo te miro, tú me miras y los dos nos miramos. Al cruzarse la vista, ésta se perdía como dos polos del mismo signo. Después eran miradillas de rehojo.
Había días que él al llegar el metro y ver que no estaba ella, esperaba el siguiente tren, pero ella no lo sabía. Otros se sentaba a su lado, ese día no se miraban, pero era un no sé qué lo que se desencadenaba en sus cuerpos que el viaje se les hacía más corto de lo normal. A veces deseaba que no terminara en toda la mañana.
Si algún día no se veían, aquello se hacía eterno y el día siempre se hacía cuesta arriba.
Y así iban pasado los dias, mañana a mañana.
Hasta su marido en alguna ocasión le había recriminado esa alegría el domingo por la noche, como si la llegada del lunes le diera vida, ese lunes que a su marido tanto le costaba arrancar.
Ella sabía que le hacía sentirse más joven, más atractiva y de otra forma. Lo curioso del tema es que nunca se habían saludado, ni siquira ese buenos días de rigor. Quizá si se lo hubieran dicho se hubiera roto esa química existente entre ellos.
Los días que no coincidían, que no eran muchos, ella, desde su interior recitaba y recitaba esos versos de Gustavo Adolfo Bécquer que aprendió en la escuela:
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.
jueves, 21 de febrero de 2008
Por una mirada....
Publicado por Javier en jueves, febrero 21, 2008
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13 comentarios:
Hola amigo.
El título ya me sirve...por una mirada he descubierto, que Juani cumplió años y noaostros no estuvimos al caso para enviarle como mínimo unos besos, vaya tela...Javier, te he dicho que me gusta mucho tu blog?...Pués que lo sepas, me gusta mucho lo tu narración, me parece super transparente y muy calida, además de tu amor por Soria...Un día estare sentado contigo en un meson de tu Soria disfrutando de vuestra compañia.
Un saludo y un beso.
Si querías poner una poesia, de Becquer en este caso, pues la pones, pero no me ha gustado nada el rollazo hasta llegar a ella.
tu cuñao
La sensibilidad es una cosa muy personal, hay gente que la ha cultivado y otros como mi cuñao que la tienen como asignatura pendiente. Y además sobre gustos se venden los colores. Ahhhh, y en Soria no tienen metro y por lo tanto no sé dónde te van a mirar, como no sea en la Plaza de Herradores,y además como siempre está la carabina...., como para mirarte.
Saludos
Me ha encantado.Tiene esa sensibilidad que te caracteriza.En algunos aspectos me he sentido identificada.La vida es amor,disfrútalo.
TITA
A mí también me ha gustado mucho Javier,seguro que siempre hay alguien que se ve reflejado-a en esa situación. No desesperes,la asignatura de la sensibilidad siempre se acaba aprendiendo.Un abrazo
Ay, cuñao... qué poca sensibilidad tienes.
Javier, a mí me ha gustado la historia y seguro que se da todos los días en cada punto de este mundo. Si además le añades la poesía de Bécquer, pues mejor... Saludos. Ligia
por lo que veo tienes familiares un tanto... criticos?? jajajaj Pues a mí me ha gustado lo de la piba, si no fuera por el final de becquer... creo que deberías de haber desarrollado mais la historia, humilde opinion de lady sisiak!!!
saludos!
Gracias por dejar tus palabras en mi blog;creo que el tuyo está lleno de sinceridad y de calidad humana.
Ha sido un placer leerte y, a la vez,recorrer en parte esa tierra tan cercana a "mi" Antonio Machado...
Un abrazo y que pases un feliz domingo.:-)
...una historia hermosa y más cotidiana de lo que creemos.....ahhh ....esas historias del metro...
Un placer descubrirte.
¿ Por qué se meten conmigo ?, si que soy sensible, pero no me creo esas historias y además las veo sensibleras.
tu cuñao
mmm... a ti no te pasan esas historias no Tebita... ¿ y que me dices de tus historias con aquella rubia en El Rodeo? anda primo...
Se pilla antes al mentiroso que al cojo.
(O_O).... que bonitooo!!...
Pero no es una lastima que no se dirijan la palabra??... igual se pierden una historia de amor maravillosa.... y ahora solo se conforman con medio vivir...
Hola Javier ¡¡me encantó la historia!! y el final con becker,♥
Muy bueno tu blog.
UN BESO
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