sábado, 3 de mayo de 2008

Soria desde el castillo



Aprovechando el puente he vuelto por la ciudad. Estoy en el castillo. Tengo Soria a mis pies. Una brisilla me acaricia la mejilla izquierda y me sorprende el cantar de los pájaros que me rodean.
A pesar de la crisis inmobiliaria todavía diviso unas 18 grúas de construcción de diferentes colores. Soria se va ensanchando más por el noreste. La población dicen que no aumenta demasiado, somos unos 35.000 habitantes, pero cada vez se ha construído más. Será porque muchos de los sorianos de los pueblos tienen su vivienda en la capital, aunque no estén empadronados.
A mi derecha tengo a una familia de magrebís que están disfrutando del paisaje, hablan casi gritando, pero no les entiendo nada.
Soria es de color amarronado, desde aquí diviso sus tejados, sus claraboyas, sus calles, sus monumentos y si me fijo aún más sus gentes. Las casas se apelotonan unas junto a otras y no me dejan observar casi las calles estrechas del casco viejo de la ciudad. Veo a lo lejos la plaza Mayor con sus dos desgastados leones, la fachada del Ayuntamiento queda escondida, al igual que la campana de la Audiencia, la gente pulula por el estrecho del Collado. No aprecio desde aquí esa espléndida fuente de torrenillos que seguro está en el mostrador del Mesón Castellano. Están como para dejar ya mismo esta jodida dieta que me está matando.
Más a la derecha, en el centro, la torre homenaje del Palacio de los Condes de Gómara, el edificio más importante de construcción civil del siglo XVI y que hoy alberga los diferentes departamentos de justicia. Esta tarde no coronan sus numerosas bolas de piedra las cigüeñas.
Casas y más casas, y a la derecha del todo, la Iglesia del Mirón en lo más alto de un pequeño otero hoy muy verde. Se ve que ha llovido bastante la última semana. La abanican unos molinos de viento ubicados en una de las pequeñas sierras de la lontananza.
Debajo asoma la torre más alta de la Concatedral de San Pedro, con su claustro románico que no es tan espectacular como el de los Arcos de San Juan de Duero que se encuentran al otro lado del río.
Al fondo y como baluarte guardián, el Pico Frentes y más a la derecha la sierra de Cebollera que aún nos muestra una capa de nieve en lo más alto de su cumbre.
Soria es bella de día y de noche, como dijo Machado, pero todavía podría tener un encanto especial si los responsables de turno hubieran velado no sólo por su casco viejo, hoy totalmente deteriorado, sino también por todo su conjunto y su proyección futura.
Cierro muy fuerte los ojos porque quiero guardar en lo más profundo de mi mente esta imagen con todo detalle, para poder revivirla dentro de unas semanas cuando la gran ciudad, que es Barcelona, comience a engullirme sin piedad.

12 comentarios:

Lina dijo...

Me ha encantado esta descripción tan exhaustiva que haces de la vista que tienes desde el castillo de Soria.

Es una ciudad que aún no conozco, pero que deseo conocer.

Un saludo!

Ligia dijo...

Maravillosa vista que describes. Haces bien en guardarla en tu retina para los momentos peores. Un abrazo

TORO SALVAJE dijo...

Que cariño le tienes, verdad?

Se nota en cada una de tus palabras.

Si, Barcelona tiene una voracidad inagotable, nos engulle a todos.

Saludos.

angela dijo...

Javier, se nota que quieres a tu tierra, la sientes y nos brindas un recorrido por ella como si de verdad estuviesemos allí. Hace años estuve allí y me recordaba a Machado y a Azorin...También pase por Burgo de Osma me encantó ¡preciosa catedral!...y Sasamón ¡ qué pueblo tan bonito!...Espero poder volver con cama para poder ir a todos esos pueblecitos y otros más que se me quedaron en la lista. Un saludo de Angela

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Josep dijo...

Bona nit/Buenas noches.
Si cierro los ojos casi te diría que yo también veo Soria.
A traves de Antonio Machado(uno de mis poetas favoritos)Podría decir que tambien estoy alli.
Javier,gracias por pasar por mi blog.Me hablas de modestia..Yo creo que no.Mira,yo no me considero ni regular,y luego estos premios que nos damos unos a otros
que siempre son los mismos....
Hombre,si que se agradecen,porque piensan en uno,pero pienso que la finalidad de un blog no tendría que ser esta.
Pero bueno yo no voy a cambiar el sistema que está establecido de esta manera.
Javier,si me lo permites quisiera pedirte que me dejes poner tu blog junto al mio,como enlace.
Una abraçada/Un abrazo.

CarmenS dijo...

Siempre estará a unos kilómetros de distancia, esperándote, y habrá ocasiones en que podrás volver, huyendo de la vorágine de una ciudad grande (que tiene también sus beneficios y ventajas, buscando la calma y el eco de los versos de Machado. Me encantó Soria cuando la conocí. Y aunque no sea mi tierra, me gusta saber que también puedo volver en cualquier momento.

Carlos dijo...

Amigo:
Me encanta como expresas el amor que sientes por tu tierra, desde luego, reconforta tenerte como colega.
Un saludo.

rafael dijo...

Javier, muy bello tu escrito;En Torrebandarra, ni se podia caminar...mogollon de personas. Te esperamos pronto. besitos

José María dijo...

Una descripción que demuestra lo que quieres a tu tierra, pero a ver si haces de guia un fin de semana ... también gastronómico jejeje.
Por cierto, lo escribiste después de que alguien te lo insinuara por el móvil ¿no?.
Un abrazo.

Luis López dijo...

Buena descripción amigo. Seguro que en Barcelona también estarás "de lujo". Que vengas pronto. Saludos y buena suerte.

gaia56 dijo...

gracias porque reviví mi estancia en Soria por momentos...
un saludo